‘Vis a Vis’ terminaba el miércoles pasado en Antena 3 tras una segunda temporada en la que la serie ha acusado la fuerte competencia primero de ‘Cuéntame’ y ‘Gran Hermano VIP’ y luego de ‘Masterchef’. De 3,5 millones de espectadores de media durante su primer año, ha pasado a 2,4 millones este 2016. Sus fans hacen mucho ruido en las redes para pedir su vuelta o la compra de Netflix, provocando incluso la respuesta de Maurizio Carlotti, vicepresidente de Atresmedia, recordando que la audiencia no ha acompañado lo suficiente para su regreso. Poca gente es mínimamente crítica.
La nueva temporada de la serie no ha estado a la altura de la primera. Hay que seguir elogiando que se haya apostado por un producto de estas características, cambiando el tono familiar y romántico de otras series por un mayor protagonismo del thriller. La progresiva perversión de Maca por culpa del sistema podríamos relacionarla con ‘Breaking Bad’ o ‘Dogville’. Sin embargo, este año rara vez los guionistas de ‘Vis a vis’ han conseguido levantarnos de la silla o ponernos un poco nerviosos. Sus principales bazas para conquistar a la audiencia han sido ir matando personajes fundamentales uno tras otro y abrir una nueva trama, pero lo primero ha sido insuficiente, y lo segundo, bastante torpe.
En el primer capítulo de la segunda temporada, la decepción ya era visible. Después de abrir infinitas posibilidades durante el capítulo de la fuga, los guionistas devolvían a las presas a prisión en demasiado poco tiempo, sin aprovechar todas las posibilidades dramáticas del exterior. Una vez dentro, ni Valbuena daba tanto miedo como parecía en el primer episodio, ni se terminaba de entrelazar bien el nuevo caso, el secuestro de una niña por parte de una pareja de chalados, de la que la mujer ingresaba también en Cruz del Sur. Sin que se haya penetrado en absoluto en estos nuevos personajes, los planos recurrentes de niña y caballo junto a las últimas gotas de agua, cautivos, han agotado nuestra paciencia más que producido angustia o interés.
‘Vis a vis’ ha tenido un final digno, poético, muy ‘Prison Break’ y lo suficientemente cerrado y a la vez abierto como para una tercera temporada. Todavía Anabel -más terrorífica que Zulema-, mantiene su fortaleza, quedan formas de seguir exprimiendo el personaje de Najwa, y la llegada de nuevas presas siempre podría sumar. Sin embargo, los guionistas ya han tenido oportunidades para explotar nuevas vías durante este año y claramente no lo han conseguido: lo que han hecho es aburrirnos mostrándonos el romance imposible entre la mujer de Fabio y Palacios, el romance imposible entre la directora de prisiones y el Doctor Sandoval o estirar el triángulo amoroso entre Fabio, Macarena y Rizos. Para seguir por esas, mejor que no vuelvan. 6.