Amber Coffman es noticia esta semana por dos razones. Por un lado, ha escrito una carta en la que habla no con poco dolor de su salida de Dirty Projectors. Por otro, ha estrenado otro precioso tema en solitario. Para terminar con buen sabor de boca, empecemos con lo primero. Como sabéis, Amber y Dave Longstreth de Dirty Projectors eran pareja y sobre la ruptura de ambos versan, un poco de aquella manera, las letras del último álbum de Dirty Projectors, homónimo.
Ahora Coffman ha decidido ahora hablar sobre ello, pues no sale precisamente muy bien parada de las letras del álbum: «Dave y yo rompimos en el verano de 2012, después de 6 años de relación. Después de un periodo tumultuoso, nos las apañamos para arreglar las cosas y dejar el futuro abierto, y en 2014, como prueba, trabajamos juntos en mi música. Al final, se mudó a Los Ángeles para trabajar como productor conmigo y grabamos mi disco en su nuevo y recién construido estudio en 2015. Todo fue considerablemente bien, pero las cosas cambiaron cuando estábamos terminando mi disco, momento en el que nos dejamos de hablar. Nunca fue mi intención dejar el grupo o terminar mi relación con Dave. Para mí fue una sorpresa enterarme el pasado septiembre de los planes que tenía con su disco, el contenido, las fechas de publicación, el uso del nombre de la banda, etcétera. Considero una gran pérdida no estar involucrada en Dirty Projectors, pero apartarme ha sido lo más saludable para mí. Estoy muy orgullosa del disco que he hecho y espero que la gente lo escuche por lo que significa en sí mismo. He esperado mucho para compartirlo y lo estoy deseando».
Ha de ser muy duro que una banda de la que has formado parte tenga un disco -encima homónimo- que hable sobre ti y mal, pero en cualquier caso la carrera de Amber continúa. Y de qué manera. Tras la espléndida ‘All to Myself’, una de las mejores canciones de 2016, hoy conocemos el segundo single extraído de ese disco que saldrá en algún momento de este año todavía por determinar y a través de Columbia. La nueva canción es una también excelente ‘No Coffee’, completamente infectada de aroma setentero, que nos hace pensar en los momentos más puros de Lauryn Hill, últimamente Tennis o, melódicamente, Michael Jackson y Stevie Wonder. Portadón, por cierto.