Nine Inch Nails / Bad Witch

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Nine Inch Nails / Bad Witch

Trent Reznor y Atticus Ross, compartiendo ahora liderazgo creativo en Nine Inch Nails tras su fructífera alianza en el campo de las bandas sonoras, se esfuerzan en que se considere ‘Bad Witch’ como un álbum, a diferencia de los EPs previos que conforman esta trilogía (‘Not The Actual Events’ –2016– y ‘Add Violence’ –2017–), cuando en todos los casos se trata de discos de pocas canciones (6 tiene este, por las 5 de aquellos) y corta duración (30 minutos dura ‘Bad Witch’, ante los 21 y 27 de ambos discos anteriores). Quizá se deba al cerrado discurso apocalíptico de esta obra, que considera conceptos científicos como la Teoría de Cuerdas o la física cuántica como cuentos chinos similares a la idea de Dios, y a la especie humana y sus avances como una anomalía, una mutación accidental y fallida de unas bestias. Una idea interesante, planteada con la habilidad visual que el dúo, como muestran sus premiadas BSOs, posee. Pero que no alcanza una altura similar en lo musical, alternando momentos fabulosos con otros que dejan ver cierta aura de vendedores de humo.

Entre lo mejor, sin duda, está esa vena post-jazz digna del último Bowie que, apuntalada por ambientes sucios, bajos musculosos y saxos extraterrestres, mostraban en el apabullante avance ‘God Break Down The Door’, una de las canciones más valientes y sorprendentes de Reznor en mucho tiempo. Una faceta interesante en la que redundan también en la instrumental ‘Play The Goddamn Part’ y que, ojalá, sea una base de crecimiento futuro. Tan vibrante como estas es ‘Shit Mirror’, la canción más “fácil” de NiN en años, una suerte de vampirización de los Primal Scream más desbocados, unos MC5 zombies.

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Al lado de estas, ‘Ahead of Ourselves’, aunque vertiginosa, ofrece la versión más reconocible (y previsible) del proyecto, aunque lo peor de ella no es que no sorprenda sino lo corta de ideas que parece. En una tesitura distinta, la ambiental-instrumental, ‘I’m Not from This World’ también parece un relleno prescindible, aún logrando algún momento de tensión. Algo parecido a lo que sucede en ‘Over and Out’: aunque satisface gracias a su melodía pegadiza (una suerte de bucle en el que Reznor canta que el tiempo se agota y no sabe a qué espera para prenderle fuego a la mentira de la sociedad supuestamente evolucionada et al) y parezca que algo importante va a ocurrir con esa hipnótica línea de bajo en torno a la que van y vienen sintetizadores ambientales, xilófonos free-jazz y guitarras o saxos rebosantes de feedback, cuando terminan sus casi 8 minutos la sensación de mascarada, de grandilocuencia sin fondo, es palpable. Mezcla de sensaciones encontradas, en fin, en este “álbum” de Nine Inch Nails que, si bien no llega todo lo alto que podría, al menos sí da suficientes señales de que el proyecto está lejos de haberse agotado. Y, desde luego, hace pensar que si en lugar de esta ambiciosa trilogía se hubiera concentrado en crear un gran álbum, hubiera sido factible. Mimbres había.

Nine Inch Nails actúan este sábado, 14 de julio, en Mad Cool 2018.

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Calificación: 6,6/10
Lo mejor: ‘God Break Down The Door’, ‘Shit Mirror’, ‘Play The Goddamed Part’
Te gustará si te gusta: el último Bowie, los Primal Scream más salvajes y las BSOs de Reznor & Ross.
Escúchalo: Spotify

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