Entre principios de los 90 y principios de los 2000, la noruega Anja Garbarek -hija del famoso saxofonista Jan Garbarek- publicó una serie de álbumes muy diferentes, en los que tocó varios palos, yendo de la radiofórmula de su debut de 1992, ‘Velkommen Inn’, hasta el pop-jazz de vanguardia de ‘Smiling & Waving’ de 2001 pasando por el trip-hop de ‘Balloon Mood’, de 1996, y finalmente el pop post-Björk más suculento y casi comercial de ‘Briefly Shaking’, su último trabajo hasta la fecha, publicado en 2005.
13 años han pasado desde ‘Briefly Shaking’ y parecía que Garbarek ya no tenía nada más que decir. Una pena porque la artista había sido capaz de componer canciones tan pegadizas como ‘The Last Trick’ (atención a su videoclip, que parece de otra vida) o ‘My Fellow Riders’ y su melosa voz había sido una verdadera exquisitez escucharla en temas como el hipnótico ‘I Won’t Hurt You’. Por suerte, Garbarek ha estado preparando en los últimos años un nuevo trabajo que se titula ‘The Road is Just the Surface’ y que llega tan pronto como el 31 de agosto. El primer avance ha sido un oscuro ‘The Will to Walk’ y el segundo, el más accesible ‘The Witness’.
‘The Witness’ aúna la sensibilidad jazz natural de Garbarek con un espíritu bohemio (el acordeón es uno de los instrumentos principales de la canción) y también bastante pop, para contarnos la historia de un hombre cuya belleza “extraordinariamente fuera de lo ordinario” le tiene completamente embobada. La elegancia de Garbarek imprime toda la composición, en la que destaca una percusión muy marcada que hacia la mitad se torna más electrónica, mientras a lo largo de los 4 minutos que dura va floreciendo una canción que suena como ese sueño que Garbarek espera “se haga realidad”.