Spotify

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Spotify

Todavía nos sorprende que Apple no les haya mandado a los de Spotify una carta de cease and desist, porque vaya tela con la interfaz del novedoso programa que está en boca de todos. Es, básicamente, iTunes en negro. Lo bueno es que merece muchísimo la pena hablar de él, porque promete ser uno de esos nuevos must de la música en Internet.

Spotify viene a ser lo que muchos otros no consiguieron. Su principal rival, Last.fm está dedicado casi únicamente a crear listas de las cosas que reproducimos en nuestros iPods y a servir de agenda de conciertos, porque como reproductor musical tiene un papel meramente testimonial (en el fondo, y especialmente en nuestro país, no tienen tantos acuerdos como desearían / desearíamos, y casi nunca puedes escuchar la canción que te gustaría porque no tienen más que una preview), se hacía necesaria la creación de un sistema musical bajo demanda. Y ahí es donde Spotify viene a cubrir el nicho de mercado.

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El modo de uso es simple, y la verdad es que tienen bastantes cosas, aunque se echan de menos muchas otras. El catálogo es amplio, hay de todo un poco y bastantes sorpresas, aunque faltan discografías completas y sobre todo novedades. En el tiempo que lo hemos estado usando hemos visto grupos mainstream (Madonna, Beyoncé, Coldplay, U2…), otros que son más indies (Radiohead, REM, Scissor Sisters), música independiente en general (Adam Green, Camera Obscura, Belle & Sebastian, The Magnetic Fields, Lindstrøm…) y también música independiente española (Astrud, Hidrogenesse, La Buena Vida, Le Mans, Chico y Chica, Fangoria… e incluso Vainica doble, aunque no entendemos la ausencia de La Casa Azul). Por otro lado, si nos gusta una canción, también se puede comprar, aunque de momento esta opción no está disponible en muchos de los temas.

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Es importante destacar algunos de los aspectos fundamentales del programa:
– Permite enviar canciones a una cola de reproducción, para poder ir escuchándola mientras navegamos.
– Permite la creación de listas, que se pueden guardar para escuchar más adelante y compartir con amigos.
– Puedes registrar tu perfil en Last.fm y que haga scrobbling de tus escuchas.

Así que esta iniciativa sueca se perfila como el futuro de la música por Internet, que contenta a todos. Las reproducciones se hacen en streaming (la posibilidad de pirateo es bastante baja) y la calidad de los archivos es más que aceptable. Ahora falta que cuaje entre los usuarios… Y entre las discográficas, claro, que suelen ser bastante reticentes a todo lo que tenga que ver con Internet, aunque ya han llegado a algunos acuerdos, así que algo es algo. De momento está en su versión beta, una versión que se puede utilizar pero que no es la definitiva (la mayoría de los servicios de Google, como por ejemplo Gmail, parece que nunca van a pasar de beta, esperemos que no pase lo mismo) y es gratis. Gratis pero con anuncios -aunque de momento no hemos visto ninguno-. También hay una versión de pago sin publicidad. Y eso que uno de los factores más importantes para que este proyecto funcione es que sean capaces de monetizarlo, porque imaginamos que mantener semejante cosa, con el ancho de banda, recursos y espacio en el disco duro que debe de consumir, costará un panojal.

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