La Sala Aqualung anunció ayer que cerraba sus puertas para siempre «por la especulación inmobiliaria, falta de apoyo de las Instituciones, por los cachés exagerados de los artistas que hacían imposible su contratación, etc». En su lugar, encontraremos un nuevo centro comercial. Tampoco era una de nuestras salas favoritas, principalmente por lo lejos que está de todo, pero no podemos dejar de ponernos nostálgicos ante lo que es, sin duda, una mala noticia para la noche madrileña. Recordamos algunos de los mejores momentos allí vividos.
WILCO: Pensé que lo del Primavera Sound 2004 sería insuperable pero… qué feliz error! El día 21 hará un año que Wilco, aprovechando la cercanía al público que ofrecía la sala Aqualung y un sonido brillante e impecable, regalaron dos intensas horas del mejor ROCK’N’ROLL posible hoy día, ese que nos suena nuevo a base de retorcer de forma inverosímil sus raíces. Alternando un repertorio perfecto en el que rescataron un ‘Misunderstood’ majestuoso y la preciosa ‘California Stars’ de ‘Mermaid Avenue I’, creo que viví los mejores 20 minutos de mi vida delante de un escenario cuando enlazaron ‘Spiders’, ‘Radio Cure’ y ‘Ashes Of American Flags’. Pero también con ‘Passenger Side’ (quién podía pensar que se acordaban de ‘A.M.’?), con ‘I’m Always In Love’, ‘Handshake Drugs’… Reí, lloré, me estremecí… Me sentí como el hombre más feliz a ese lado del Manzanares. Caniche
FRANZ FERDINAND: Fue mi último (y creo que también puedo afirmar que primer) concierto en la Sala Aqualung. Cuarenta grados en la calle; cuarenta y cinco en el interior. Una amiga y yo nerviosas como niñas y recitando las canciones en un Mini Cooper verde para ser las únicas que se supieran la letra de todo. Unos teloneros un poco ruidosos –por lo visto luego resultaron ser los Kaiser Chiefs- van calentando (más) el ambiente hasta que con bastante puntualidad salen ellos: ahí estaban Franz Ferdinand, delante de nosotras, interpretando ‘Michael’. Puede que el sonido no fuera el mejor y que la visibilidad fuera –llamémosla- discreta, pero fue uno de los mejores conciertos en los que he estado jamás. Kapranos estrenaba su ahora sobado jersey de rayas rojas y negras, presentaban nuevas canciones como ‘This Boy’ y yo corroboraba lo que ya era un hecho: que Franz Ferdinand iban a ser mi grupo preferido toda esa temporada. Sudorosas y satisfechas, volvimos a casa cantando ‘This Fire’, la última que sonó. Qué bonito fue. Patata
BELLE & SEBASTIAN: Belle & Sebastian venían por primera vez a Madrid. Era el 10 de marzo de 2004 y recuerdo la enorme cola que había para entrar en Aqualung. Nos hicieron una foto para no sé qué, que nunca vimos. El día siguiente fue el 11-M y todo lo que había disfrutado de ese concierto, con Stuart venga a hablar con la gente e incluso invitando a subir a algunos afortunados al escenario, se esfumó. La noche del 11-M repetían concierto en la sala. Los asistentes dicen que ya no fue lo mismo. Se guardó un minuto de silencio. El ambiente ya no estaba para alegrías. El telonero de estos conciertos fue Adam Green. La noche del 10 de marzo, con su brazo en jarra como una jotera, iba paseando por el escenario. Quién le iba a decir que tras el 11-S, también le iba a tocar el 11-M. Iko
LA BUENA VIDA: Me atrevería a decir que el mejor concierto al que he asistido en la Sala Aqualung fue el que dio el 10 de Julio de 2004 La Buena Vida junto con la orquesta Et Incarnatus. De aquel concierto recuerdo las increíbles letras de La Buena Vida acompañadas de arreglos orquestales en directo, no pregrabados, que es a lo que nos tienen acostumbrados. Fue una verdadera delicia. Farala.
RUFUS WAINWRIGHT: No ha sido mi concierto favorito en la Sala Aqualung, pero sí uno de los más curiosos. Ver a uno de los cantantes más respetados y culturetas del mundo quitándose la ropa hasta quedarse vestido de mariposa con una banda de ‘Miss Madrid’, mientras el resto de la banda se quedaba en tanga, es algo que nunca olvidaré. Un sonido impecable, un repertorio excelente en el que no faltaron ‘Oh what a world’, ‘I don’t know what it is’ o ‘The one you love’ y un Rufus divertido y cordial que no dejó de bromear en ningún momento («Voy a subir un poco la silla del piano para que podáis ver mis bonitos ojos», «¿Parezco muy gay con este pañuelo? ¿No parezco Johnny Cash? ¿O más bien Judy Garland?») sumó el recital a la larga lista de momentos históricos vividos en Aqualung. Supervago