Bono: «No con mi panoja»
Ya decíamos el otro día que no queremos que Madonna se convierta en un ídolo tan uncool como Bono de U2, en relación con sus arengas pacifistas, por la erradicación del hambre en el mundo y similares. La verdad es que está muy bien que artistas e ídolos se preocupen por los problemas del mundo y tal, sobre todo como en el caso de Brangelina S.A., que lo dejan todo y se dedican en cuerpo y alma a ayudar a los más necesitados.
Sin embargo, hay una cierta hipocresía al respecto. Nos enteramos a través de El País del 10 de agosto que Bono de U2 está siendo duramente criticado por sus compatriotas: parece ser que sus asesores han ideado un sistema para trasladar la mayor parte de sus negocios a Holanda, donde los impuestos de propiedad intelectual son mínimos.
Esta técnica, bien conocida por personajes españoles como Arancha Sánchez-Vicario o Julio Iglesias, ha provocado una ola de críticas contra Bono, que continuamente insta al gobierno irlandés a invertir más en fondos de ayuda exterior. Eso sí, con el dinero de otros, porque U2 no piensa pagar su parte del pastel. La acción de trasladar parte del negocio está motivada por una reforma fiscal que se va a llevar a cabo en Irlanda, y que será el fin del paraíso fiscal que suponía residir en este país para los artistas: nunca se veían obligados a pagar impuestos por los beneficios que les reportara la venta de discos o la celebración de conciertos, sólo pagaban por la venta de merchandising. Esto va a cambiar próximamente, lo que ha precipitado el cambio de domicilio de la banda y un aluvión de críticas que amenaza con mermar el prestigio de Bono. Si es que… por la boca muere el pez.
Por si esto fuera poco, también ha despertado las críticas un proyecto que lleva la factura de U2: quieren construir en Dublín el rascacielos más alto de la ciudad, que contará con 100 metros de altura y se convertirá en el edificio más alto de Irlanda. Los residentes del barrio de Ringsend (donde se ubicará la torre) temen que estropee su distrito, donde las casas no son de gran altura. Se llamaría, claro, el rascacielos U2. Y que viva el minimalismo.