El domingo pasado, así un poco mientras hacía zapping, puse esto, que sobre el papel me parecía la enésima vuelta de tuerca a Gran Hermano. Primero en una casa, luego en un autobús, más tarde en una academia y ahora ya en un búnker, o en un plató que se asemeja a un búnker o lo que sea. Ya leyendo las biografías del cásting, uno se lo veía venir: una que fue estafada por su marido, una actriz de culebrones, una ladrona que ha estado en la cárcel, un jugador de póker profesional, un acompañante de mujeres, una militar expulsada del ejército… En fin, la flor y nata de la sociedad española. Mejor no meter a alguien que haya leído algo en su vida, que eso está muy demodé.
Pero lo peor no es la selección de los pardillos que entran en semejante tipo de concurso donde una voz les dice «ahora es hora de dormir» o «ahora es hora de comer» y además renuncian a sus libertades básicas para salir en la tele y forrarse a base de Atulados, Enantenas y polígrafos de todas formas y colores. Lo peor es que la mecánica es simplemente escacharrante. No hay por dónde cogerla. El expulsado semanal se queda dentro del concurso, pero sin voz ni voto. Y lo mejor es lo que tienen que hacer para conseguir el premio: ponerse de acuerdo todos para dárselo a uno de sus compañeros, porque hasta que no lo hagan no van a salir de ahí. Vaya súper reto intelectual.
Si alguien entiende algo, que levante la mano. -10.