Tales from Joy Eslava

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Tales from Joy Eslava

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[Foto en Flickr de Inthesitymad con licencia Creative Commons]

Claramente, la semana conciertera de Madrid fue la pasada. El lunes tuvimos la oportunidad de rememorar las canciones de La Casa Azul y el viernes, una cita muy esperada: Saint Etienne en Madrid. Y hay que ver qué corto fue (duró poco más de una hora y algo, sin contar a Clovis, que iban de teloneros) pero qué buen sabor de boca nos dejó. A pesar de las evidentes quejas de los asistentes por lo poquito que tocaron, no oí absolutamente a nadie quejarse de que sonase mal, se hubiese aburrido o algo similar. Evidentemente, se dejaron canciones en el tintero, sobre todo de su último álbum. Para mi tristeza, no sonaron ni ‘Milk Bottle Simphony’ ni ‘Relocate’, que son dos de las que más me gustan de ‘Tales from Turnpike House’, pero a cambio, sí nos deleitaron con una estupenda ‘A good thing’ -que incluía una pequeña introducción en la que la Cracknell aclaró que salía en una película de Almodóvar- y con su futuro single, que se llamará ‘This is tomorrow’ y que sigue muy en la línea de su anterior (y magnífico) disco conceptual, por lo que fue muy bien recibido por el público.

Durante el directo, sonaron temas de sus anteriores discos, con los que la gente enloqueció, como ‘Heart failed in the back of a taxi’, ‘Nothing can stop us now’, ‘Action’, ‘Only love can break your heart’, ‘Sylvie’, ‘New thing’, ‘Who do you think you are?’ o ‘Like a motorway’. Como veis, hicieron un perfecto concierto de hits de ayer, hoy y siempre, que sonaron especialmente bien. También hay que decir que Sarah Cracknell, pese a su edad y sus partos, está increíblemente guapa. No es que sea la alegría de la huerta, ni que se vuelva loca en el escenario precisamente, pero destila una especie de elegancia británica que hace que resulte aun más atractiva.

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La catarsis vino durante el segundo bis (la gente se resistía a abandonar el recinto tan pronto). Un poco así como «venga, os la cantamos para que os vayáis contentos, que yo me tengo que ir a dar la papilla a los niños»: se arrancaron con un ‘He’s on the phone’ que contentó a todos los presentes, que se dedicaron a gritar, a bailar, a corear y a disfrutar de un temazo tan evidente como este. La sala, no tan llena como el lunes pero sí con una afluencia de público bastante decente -sobre todo si lo comparamos con el anterior concierto de León al que asistimos-, se lo pasó en grande. Y los que consiguieron llevarse la boa de plumas que Sarah lanzó en mitad del concierto, imaginamos que todavía más. 9,5

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