Amaral / Gato negro ◆ Dragón rojo

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Amaral / Gato negro ◆ Dragón rojo

Gato negro, dragón rojoDicen en el EP3 de la semana pasada que Amaral se encuentran en plena efervescencia creativa, que pueden perfectamente hacer lo que les dé la real gana sin tener que pensar en la discográfica o en el público y que por eso se han sacado de la manga un disco doble de diecinueve canciones. Casi nada. Con estos argumentos, les plantan cuatro estrellas y se quedan tan anchos.

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Yo lamento mucho que esta crítica (voy preparando el camino ya) no vaya a ser tan condescendiente. Que Amaral hayan decidido despojarse completamente de todo tipo de florituras y se presenten como lo que son, un dúo de voz y guitarras, me parece muy acertado. Ambos son muy libres de decidir cuál es el sonido que quieren para ‘Gato negro ◆ Dragón rojo’, el que es ya su quinto álbum de estudio. No es ningún secreto que a muchos nos parecen uno de los grupos más decentes de la radiofórmula, y yo no tengo ningún problema en reconocer que ‘Estrella de mar’ me pareció un trabajo perfecto, un auténtico diez en su carrera. Es verdad que algunas composiciones eran facilongas y no tenían más secretos, pero las bases melódicas terminaban supliendo las carencias que Eva y Juan tienen como letristas.

Después de ese álbum los zaragozanos se embarcaron en ‘Pájaros en la cabeza’, que aunque en un primer momento pensé que era un disco nada interesante, algunos temas como ‘Revolución’ o ‘No soy como tú’, a dúo con Enrique Morente, le han permitido envejecer estupendamente. Ahora han querido copietear un poco este estilo, «volver a las raíces», como ellos mismos afirman. Y de qué manera. Menos arreglos y menos trabajo de postproducción a cambio de sonidos más básicos, lo que no tiene que ser necesariamente peor. Sin embargo, por alguna extraña razón, ‘Gato negro ◆ Dragón rojo’, no alcanza la magnificencia de sus dos anteriores discos, ni la alcanzará nunca, por mucho que cuenten con colaboradores extraordinarios como Xoel López (Deluxe), Iván Ferreiro o Peter Buck (guitarrista de REM).

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Evidentemente, no todo es horrible en este nuevo disco. El primer single, ‘Kamikaze’, es perfecto. Es digno, es interesante (a pesar de su pésimo vídeo) y es muy pegadizo. Sin embargo, de las otras ocho canciones que contiene el primer CD, no se salva ni una. La querencia de Eva y Juan por evocar lugares propios (demasiado propios, quizá, como en ‘Tarde de domingo rara’), convierten este trabajo en una especie de fortaleza inquebrantable en la que nos es muy difícil terminar implicados. Quizá ‘La barrera del sonido’ –otro tirar p’alante, ya sabes lo que digo / otra vez llegaré tarde a currar, si ahora no me doy brillo– es el único tema factible para las masas entre mucha paja (‘Las chicas de mi barrio’, pese a un comienzo muy Clint, termina siendo un tema perdido por las letras, que no cuajan de ninguna manera en la melodía de la canción).

Por suerte hay alguna perla escondida, como ‘Esta noche’, un ejemplo perfecto de canción comedida, a pesar de la exagerada repetición del estribillo. O ‘Biarritz’, que Juan Aguirre ya había compuesto para su grupo anterior, Días de vino y rosas.

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Con ‘Perdóname’ llega la segunda parte de este doble compacto, y el bajo nivel compositivo se pone aun más de manifiesto. Un ejemplo es ‘Alerta’, con una melodía terrible y unas letras decepcionantes. Del segundo single, ‘El blues de la generación perdida’ hay poco que resaltar, aunque es cierto que volvemos a estar frente a una de las canciones más decentes de todo el pack, que ya es. A partir de ahí muchas de cal y pocas de arena -o al revés, que nunca he sabido cuáles son las buenas-. ‘De carne y hueso’, ‘El artista del alambre’ (compuesta para la BSO de ‘Fuera de carta’) o ‘Concorde’ mejor hubieran estado en un disco de rarezas y caras B que en uno oficial. Por suerte sí podemos disfrutar de dos más o menos aceptables, curiosamente ambas con una importante participación de la parte masculina del dúo: la instrumental ‘Dragón rojo’, en la que Juan hace gala de su maestría frente a la guitarra, con unos arpegios capaces de poner los pelos de punta a cualquiera y ‘Es solo una canción’, en la que Aguirre canta casi el 100% del tiempo. Eso sí, esta última sólo es aceptable en caso de que sea una canción protesta irónica. Porque lo es, ¿verdad?

Calificación: 4,5/10. Me duele mucho ponerles esta nota, pero si se hubieran dedicado a meter los temas decentes en lugar de hacer un disco maratoniano, otro gallo nos cantaría.
Temas destacados: ‘Kamikaze’, ‘Dragón rojo’, el comienzo de ‘Las chicas de mi barrio’.
Te gustará si: Escuchas radiofórmula sin prejuicios. No se trata de un disco aburrido o imposible de disfrutar, pero sí es excesivamente largo. Incluso para los fans.
Escúchalo: Web oficial

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