Las luces del Estadio Olímpico de Berlín, el mismo en el que Leni Riefenstahl filmó las Olimpiadas de Hitler, se apagan a las 21.15. El momento en el que Madonna aparece sobre un escenario, bien sea saliendo de una bola de espejos como en la gira anterior, o sentada sobre su trono de Reina del Pop, como en el caso de la gira actual, siempre es mágico. Un adolescente alemán no puede parar de gritar: “¡Es ella! ¡Es ella! ¡Es Madonna!”. A su lado dos matrimonios de unos sesenta años ríen. Los enamorados del pop nos emocionamos.
La gira Sticky & Sweet no es tan espectacular como otras. Esta vez Madonna no vuela por los aires ni se crucifica rodeada de diamantes de millones de euros. Sin embargo, hay algo que la hace más entretenida y divertida. Quizá porque es más comedida y puedes bailar o emocionarte sin pensar en ningún momento: “Ya te vale, Madonna”.
Desde siempre ella ha cuidado mucho los primeros minutos de su show y nada más comenzar, tras la apertura con ‘Candy Shop’, vemos uno de los mejores números de toda la noche. En ‘Beat Goes On’, que aún no es un single confirmado de este disco, aparece un coche en escena y Madonna se sube en él a lo ‘Music’ rodeada de bailarines, mientras Kanye West rapea, trajeado, desde varias pantallas gigantes. El siguiente tema, ‘Human Nature’, también contará con invitada especial desde las pantallas. Britney está encerrada en un ascensor mientras Madonna juega con el “I’m not your bitch” del estribillo de esta canción y el famoso “It’s Britney, bitch” de la misma. ‘Vogue’ suena genial con un loop de ‘4 Minutes’ y da paso al primer interludio.
Casi tienes que estallar en carcajadas cuando ves reaparecer a Madonna saltando a la comba mientras suena ‘Into The Groove’. Sólo puede estar riéndose de sí misma, porque no era precisamente una niña cuando editó este tema, o si no, haced las cuentas y flipad. Rodeada de bailarines en colores nu-rave (uno de ellos se parece a Justin, una de ellas se parece a Nelly) y sorteando combas por doquier, Madonna vuelve a demostrar que ninguna cantante, de ninguna edad, está tan en forma como ella. En este bloque ‘Heartbeat’ y ‘Music’ pasan algo desapercibidas, la última porque en su versión disco de la gira anterior era mucho mejor, mientras que ‘She’s Not Me’, con su divertido número de los maniquíes, y la excelente ‘Borderline’, perfectamente reconvertida al rock, triunfan.
Tras el segundo interludio llega la parte más emocionante, muy a pesar de ‘Spanish Lesson’, que Madonna introduce con un “Berlín, ¿habla español?”. La enésima reinterpretación de ‘La Isla Bonita’, ahora en clave Europa del Este, junto al tema popular rumano ‘Doli Doli’, que interpreta un señor anciano, están bien. Como ‘Miles Away’, que queda preciosa con los bailarines escuchando el tema sentados discretamente alrededor del tablao étnico-flamenco montado para esta parte del show. Pero hay dos canciones de este grupo que salen especialmente bien paradas: la preciosa balada (¡single y vídeo ya!) ‘Devil Wouldn’t Recognize You’, que Madonna canta sobre un piano mientras una pantalla circular la oculta intermitentemente mostrando alegorías de lluvia; y ‘You Must Love Me’, cantada (muy bien cantada, por cierto) casi solo con guitarra acústica. Cumbre absoluta de la noche, un gran acierto recuperarla.
En el último bloque, después de una promoción pro-Obama totalmente gratuita, suenan ‘4 Minutes’, ‘Ray Of Light’, que nunca falta a pesar de que Madonna no tiene voz para defenderla en directo, ‘Hung Up’ en su versión rockera, que no entusiasma pero es curiosa, y un par de estrofas a cappella de ‘Holiday’ y ‘Express Yourself’ por petición popular. La gran sorpresa es ‘Like A Prayer’ en clave bakala, mezclada con el ‘Don’t You Want Me’ de Felix, dejando a más de uno con la boca abierta. La escogida para cerrar el show es una versión un poco house de ‘Give It To Me’, en un intento desesperado por convertirla en clásico. Sería fácil porque es un bombazo e incluso la gente que no la conoce se va sumando entusiasmada al “sing along”. Pero está difícil cuando en muchos países Warner ni siquiera ha enviado el single a las radios.
Acaba el show, se encienden las luces y suena ‘God Save The Queen’. De nuevo te das cuenta de que has visto un show perfecto, de mucho mejor gusto a pesar de los chandals que los de cualquier otra cantante, con una Madonna misteriosamente mucho más guapa y joven que en las fotos, sonriente, en plena forma y ante todo responsable al 200% con su condición de icono. ¿Cuántas horas ensaya al día esta mujer para que todo le salga perfecto? Si hasta dicen que ha transformado un salón de actos de su hotel en Berlín en un gimnasio… No tiene ni de lejos quien le haga sombra. Dios salve a la Reina. 10.
Robyn presenta un disco mejor que el de Madonna, pero la gente no lo conoce. ‘With Every Heartbeat’ creo que ha sonado en todas y cada una de las fiestas alternativas a las que he asistido en esta ciudad. Lo que pasa es que la gente que va a esas fiestas en Kreuzberg y el este, de entrada a 3 euros, baño gratis y ropero si hay suerte, no tiene 109 euros para comprarse una entrada de pista para ver a Robyn con Madonna. Sobre todo si tenemos en cuenta que el alquiler de un estudio bastante apañado en barrios bien chulos de Berlín cuesta 250 euros al mes. Así que el público que acude a ver a Madonna no es el que baila a Robyn en fiestas indies. Y si encima se pone a llover en mitad de su show, pues peor todavía.
A pesar de todo hay quien la celebra como se merece (nada más comenzar su concierto fui atacado por una bandera sueca gigante) y ella ha seguido mejorando desde la última vez que la vimos en directo. Actúa con un teclista y con dos baterías, uno calvo y otro con rastas, por aquello de los contrastes, y de vez en cuando aporrea también alguna percusión. Cierra por supuesto ‘With Every Heartbeat’ y suenan ‘Be Mine’, ‘Who’s That Girl’, ‘Konichiwa Bitches’ y todas las mejores canciones de su último disco excepto ‘Handle Me’. Aunque curiosamente, los tres momentos cumbres corresponden al pasado: el gran ‘Dream On’, que grabó con Christian Falk, ‘Show Me Love’ en plan balada, demostrando que cuando le da canta como quiere, y sobre todo ‘Keep This Fire Burning’. Aunque al principio se la ignora se despide con una considerable ovación. Estoy seguro de que entre los 50.000 asistentes ganó miles de fans. 9.