Nos perdimos el concierto de Robyn en Barcelona por indisposición de un miembro de JNSP y hemos estado a punto de perdernos el de Berlín por indisposición de otro miembro de JNSP, pero al final no. Robyn ofreció anoche un miniconcierto de 50 minutos en el Club María que merece la pena ser comentado por varias razones: el estatus de megaestrella que la chica tiene entre sus fans, que hay gente que endiosa todos sus gestos y todo; lo que resiste su propuesta después de la actuación de bandas de carácter mucho más alternativo, como Does It Offend You Yeah (unos Hot Chip o LCD un poco más punk) y Mit (electro pseudoindustrial típico alemán); o lo que se come el escenario, después, claro, de tantos años de experiencia.
El show recogió lo mejor de su excelente disco, publicado hace sólo un par de meses en España, con varios momentos muy celebrados, aparte de ‘With Every Heartbeat’, sobre todo ‘Konichiwa Bitches’ y ‘Be Mine’, que sonó 2 veces: tras su versión normal, una en el segundo bis al piano que sobrecogió incluso más que la versión de estudio. La verdad es que la canción es muy bonita. También hubo alguna concesión al pasado, como ‘Show Me Love’, que sonó casi a cappella, sólo con un pelín de percusión, en el primer bis. A pesar de un exceso de coros pregrabados, que a veces se oían incluso más que las voces en directo, Robyn se llevó una gran ovación gracias a la calidad de muchas de sus canciones, a sus inagotables movimientos de flequillo y a su afán por tocarse las tetas, desafiante. 7.