Russian Red ha sido una de las revelaciones de 2008. La llegada de ‘I Love Your Glasses‘, el álbum debut, no ha hecho otra cosa que aumentar el interés por Lourdes Hernández, una madrileña que aprendió a tocar la guitarra versionando a Jewel y hoy llena las salas emocionando al público con sus canciones y su voz. Tranquila, segura de sí misma y con las ideas muy claras, hablamos con Lourdes sobre su disco y cómo está viviendo su inesperada fama.
Todo empieza con un MySpace, empiezas a dar conciertos por ahí… ¿cómo surge trabajar con Eureka?
Pues un día hablé con Fernando Vacas, me pidió que le pasara la maqueta, me habló de lo que hacía (Flow, Prin La La) y hubo química musical. Luego me presentó a David y a partir de ahí fue todo rodado. Aunque en aquel momento lo de tener un disco en el mercado era algo totalmente simbólico. Simbólico en el sentido de que ninguno de nosotros pensábamos que fuera a ir tan bien, nuestras perspectivas eran un poco diferentes. Pero la promoción empezó a funcionar muy bien y hasta ahora.
¿Cómo fue el proceso de grabación de ‘I Love Your Glasses’?
Hace un año en los estudios de casa de Fernando. Fueron un par de meses, yo seguía estudiando y bajaba los fines de semana. Fue algo muy casero, muy entrañable.
¿Qué se siente al pasar de ser una anónima a estar en boca de todos?
Desde dentro se vive todo de una manera diferente. Sí, doy entrevistas, estoy aquí y allá, en la radio… pero forma parte de mi rutina y no soy consciente de la repercusión que eso tiene, porque no me veo en las revistas o no he oído el programa de radio en cuestión. Si alguien me para para sacarse una foto conmigo no puedo hacer otra cosa que sorprenderme, porque no veo que lo que hago tenga tanta trascendencia.
¿Qué estarías haciendo si no existiera Russian Red?
Imagino que ya habría terminado la carrera (Traducción) aunque no sé si hubiera buscado trabajo de ello. Me hubiera gustado hacer un máster en periodismo y relacionarlo con idiomas, hacer algo con lo que poder escribir y viajar. Yo siempre he pensando en irme fuera de España y ahora me siento un poco coartada, con el disco, con los conciertos y todo esto.
En los últimos meses no has parado de dar conciertos, ¿qué es lo mejor y lo peor de estar permanentemente de gira?
Lo mejor es estar con el público, disfrutar de cada concierto y aprender de cada uno. Desde la comunicación más básica con los asistentes hasta enfrentarme a una cagada de ejecución. Todo esto me ha venido de refilón y hay mucho que aprender. Pero estoy muy contenta con el proceso, es como unas prácticas remuneradas. Lo peor, lejos de tener grandes preocupaciones que no me dejen dormir, son estos momentos de emoción absoluta, de éxtasis total de los conciertos a los que después les llega el «momento carretera» de vuelta de un concierto, todo en silencio. Es una manera efectiva de tocar la realidad. A mí me gusta ir a todos los sitios andando y, por muy evocadora e inspiradora que sea la carretera, se hace duro porque es mucho tiempo.
¿Qué ha pasado en Alemania con Russian Red?
Pues todo empezó en Barcelona, cuando tocaba con Brian, donde nos vio un chico alemán que estaba de Erasmus. Al volver a Berlín se puso en contacto por MySpace y nos propuso tocar allí. Aceptamos y lo que iba a ser sólo Berlín se convirtió en un tour entero. Fue una sorpresa, vendimos todas las maquetas al tercer día, fue increíble. Luego volví yo sola, coincidiendo con la salida del disco en mayo. Muy diferente, estaba aterrorizada en el primer concierto, pero después fue increíble.
Bandas sonoras, un anuncio de un helado, un reportaje sobre la Selección Española de fútbol… ¿qué piensas de que tu música se use para conceptos tan variopintos?
Pues me parece muy interesante que una canción mía la pueda oír toda una familia a la hora de comer. La música está ahí fuera, que la use cada uno como quiera. Las teles pagan sus derechos y ya está. Pero yo también me sorprendo a veces de la música que acompaña a ciertos reportajes, debe de haber algún infiltrado por ahí… (risas). Está muy bien.
Hasta marcas de moda como Kling se han fijado en ti para ser su imagen, ¿cómo surge esta colaboración?
Ya existía una amistad entre quien está detrás de Kling y mi mánager. Al poco de empezar a trabajar con él ya di un concierto en una tienda Kling. Yo llevo ropa Kling desde hace tiempo, me gusta, y surgió la posibilidad de hacer algo juntos, de que yo fuera la imagen durante un tiempo. Le atrajo la idea de poder unir a alguien del mundo de la música, un modo de vida concreto, con la firma.
Suena a tópico, pero creo firmemente que la belleza de las personas está en el interior y se proyecta hacia fuera por lo que uno es o lo que hace. Por todas partes se oyen comentarios sobre tu apariencia física, algunos se atreven a decir que si no fueras una chica guapa, Russian Red no habría triunfado. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
Sí, sí, estoy totalmente de acuerdo contigo, se trata de eso, haces algo que llama la atención y el público ya te mira con otros ojos. Creo que estos comentarios han existido toda la vida. La música que uno hace puede gustar o no gustar. Es obvio que no se puede gustar a todo el mundo. Muchos de ésos a los que algo no les interesa intentan dar explicación al hecho de que a otros sí por factores como la apariencia.
Has comentado antes que te gustaría vivir fuera de España una temporada. Russian Red podría ser un producto bastante vendible fuera. ¿Te ves viviendo en otro país y de tu música?
Pienso que sería la leche, pero no creo que esto pueda funcionar a esa escala de la que hablas. Irme fuera una temporada, sí. Vivir otras calles, otras ciudades, es emocionante. Pero acabaría volviendo porque me siento muy madrileña y aquí están mis raíces.
¿Por qué decides incluir ‘Girls Just Wanna Have Fun’ en el disco?
Fue una de las primeras versiones que empecé a tocar y quizá ésta sea la más significativa, la que más me gustaba y la que más ha llegado al público.
¿Sabías que el autor de esta canción falleció este verano?
No, no sabía que había muerto Robert Hazard. Vaya… no tenía ni idea.
¿Qué planes a corto-medio plazo tiene Russian Red?
Hay ahora mismo 30 conciertos antes de que acabe el año, que es todo un reto porque ya es más de lo que he hecho en verano. En enero vendrán algunos más. Nos iremos a Dubai, porque sale el disco allí y me da un poco de miedo, todo sea dicho. A partir de febrero sería cuestión de empezar a grabar disco. Estamos buscando una buena forma de grabarlo, no sabemos si aquí o fuera de España.
Llegados a este punto, ¿te sientes presionada ante la grabación de ese segundo disco?
Pues algo hay. Este disco va a ser mucho más responsabilidad mía que el primero. Pero porque yo quiero tomar esta responsabilidad. Siempre podría dejarlo todo en manos de alguien pero no quiero eso. Se buscará un buen productor que sepa por donde enfocar el disco pero siguiendo la línea de lo que yo quiero. Eso es algo que cada vez tengo más claro. Llevo los últimos meses actuando con dos personas de manera casi constante, entienden mi música y la enriquecen, y eso es lo que quiero que quede reflejado en el disco. Quiero una grabación de calidad de lo que realmente somos. No me voy a inventar una banda, porque no la tengo. Aparte, supone un complejo tremendo salir a cantar algo distinto a lo que la gente ha oído en tu disco. Para los próximos conciertos estamos explorando otros formatos más dinámicos, no limitarnos a lo mismo, interactuando con diversos instrumentos y alcanzar cierto nivel de riqueza musical. Eso es lo que queremos explotar en un futuro.
¿Hay algo que cambiarías de lo vivido hasta ahora?
Creo que las cosas han seguido su curso natural y si he hecho algo siempre he aprendido de ese algo, entonces no tiene sentido cambiarlo. Habrá servido para hacerlo mejor la siguiente vez y ahí está la recompensa.