Es por todos conocido que los famosos se vuelven locos a pedir cosas cuando van a dar algún concierto. Las historias más rarunas siempre provienen de los famosos más insospechados. Precisamente hace unos días, se colaron en Internet un par de documentos que contenían las exigencias (porque sí, en la mayor parte de los casos son exigencias) de M.I.A. y de Rihanna. Lo de M.I.A. son dos hojas en las que hay de todo un poco, algunas exigencias obvias, otras graciosas y otras que te quedas un poco como «WTF?». Lo de Rihanna son cuatro hojas, y hay de todo, la mayor parte idioteces.
En el caso de M.I.A. (nos estamos planteando si este año canceló en el Summercase porque no le pudieron conseguir algo de esto), la artista considera que para tocar, necesita:
– Que todas las puertas tengan cerrojos con llave. Acepta los candados, pero recomienda los cerrojos como «una buena inversión».
– Agua con gas San Pellegrino (o similar), Vodka Ketel One, botellas de cerveza de diferentes tipos, Coca-Cola (nunca Pepsi), salmón ahumado de gran calidad, quesos orgánicos varios (azul, de cabra, gruyère, sueco, cheddar…), yogur de vainilla orgánico, tomates orgánicos, limones orgánicos, galletas Milano, aceitunas QUE NO SEAN DE LATA (lo de las mayúsculas es verídico), caramelos varios, Ferrero Rocher (una mariconada de bombón sobrevaloradísima, si total es nocilla con frutos secos vendida a precio de oro), pilas de todo tipo, paquetes de tabaco (jo, cómo mola que además te inviten al tabaco), cereales, palomitas para el microondas y agua Evián (entre otras cosas).
Pese a la cantidad de tonterías (ya me veo el pollo que les montaría a los de producción si en lugar de Coca-Cola le llevasen la Rioco-cola del Carrefour), lo de Rihanna es peor. Ahí va:
– Un hotel de 5 estrellas premium para Rihanna, que esté al lado del recinto, pero también al lado del centro de la ciudad.
– Si el recinto está muy lejos, el ballet y el equipo pueden dormir en otro hotel.
– Las habitaciones tienen que tener acceso a Internet de alta velocidad y el hotel debe disponer de seguridad, servicio de habitaciones y un gimnasio completo.
– Los conductores encargados de llevarla, han de ser mayores de 25 y estar elegantemente vestidos.
– El camerino debe tener instalación de fontanería, estar cubierto (¿esto no se suponía?) y tener tres circuitos eléctricos diferentes (ni más ni menos, que ella tiene que enchufar ahí la BlackBerry, el ordenador, el iPhone, la maquinita de iPod, varios miles de secadores para el pelo, la plancha…)
– Varias tonterías como un sofá, un sillón, mesas, sillas, un burro (con ruedas) para poner la ropa…
– Un bote de jabón antibacterias de los de presionar.
– Para comer y beber: miel en bote, botellas de Fiji water (es tonta la niña), Cheetos, 2 mangos, 2 peras, 2 manzanas, uvas sin pepita, chicles Trident verdes y rosas (tal cual) y similares.
Después llega lo bueno. Rihanna no permite que en sus conciertos la gente lleve armas o fuegos artificiales. Además, pide un espacio propio para montar un pequeño bar privado con sus secuaces «que ya decidirán si utilizan o no, según el emplazamiento» y pide a la organización que en los bares públicos todo se sirva en vasos de papel o plástico.
Y es que corren todo tipo de historias y rumores al respecto de los famosos, algunos ciertos y otros menos ciertos, suponemos. Se dice que Björk por ejemplo, pidió una limusina blanca para su hijo en Benicàssim. Que Morrissey no se subió una vez a un coche porque el conductor llevaba una pulsera de piel (estaría bueno que nos enterásemos algún día de que pide que los coches tengan asientos de cuero…) y además se dice que dijo que no había un hotel en toda la Comunidad Valenciana de su categoría. Los mentideros dicen también que Madonna exige que en todos sus conciertos se ponga un váter para ella sin estrenar y precintado, y que se destruya después del show. ¿Quién da más?