La RIAA (a.k.a. la SGAE americana) anunció el pasado viernes que tiene en marcha un plan para cerrar todas las acusaciones, demandas y procesos que tiene contra la gente que, según ellos, descarga música ilegalmente. Lo que puede parecer una buena noticia, se convierte en una mala al leer la segunda parte del párrafo: van a instaurar un grupo de trabajo con los proveedores de Internet para detener la piratería.
Vamos, que América del Norte se precipita claramente hacia el modelo francés, en el que los proveedores de Internet tienen derecho a cortar la conexión del usuario que paga religiosamente todos los meses si ven que éste está descargando en redes P2P. Que eso bueno, pero ¿qué hay de las descargas directas? ¿Están también prohibidas?
Imaginamos que, para determinar si una persona está descargando o no algo protegido con los derechos de autor, habrá que violar también unas cuantas leyes que protejan la privacidad de las comunicaciones de los usuarios, ¿no? Y la peor pregunta: ¿cuánto tardará la SGAE en hacer lo propio?