«Puede que haya sido cosa del primer programa». «Son cosas del directo». «Igual mejora». Estas son algunas de las frases que se nos ocurrieron después del primer programa de ‘La vuelta al mundo en directo’. Pues nada más lejos de la realidad. De hecho, en este caso, hemos decidido hacer un segundo post sobre la vergüenza ajena que pasamos ayer, en la segunda edición de este despropósito televisivo que no hay alma viviente que soporte.
Es tremendo ver en qué se convirtió el programa de ayer. Una reprimenda constante a los concursantes por robar comida en el albergue, por saltarse partes de las pruebas, por robar potingues cosméticos en un hotel… Vamos, que parecía que estábamos frente a una escuela en la que los díscolos alumnos hacen travesuras. Las penalizaciones o castigos fueron de depresión total: «recopilad todo lo que habéis robado e id a devolverlo al hotel, al tiempo que pedís disculpas». O «no vais a recibir comida durante un día entero, así que os vais a tener que buscar la vida para comer, cenar y desayunar». Aunque el no va más de todo el programa fue cuando se decidieron a mover un coche de la carretera porque su autobús no pasaba. Vamos, una cosa muy normal, que se dedica a hacer todo el mundo en las calles de cualquier país civilizado del mundo. No en vano, unos concursantes amenazaron a otros con arrancarles la cabeza porque les acusaban de tener un mapa. Todo una preciosidad.
Dejando a un lado el cutrerío de los concursantes, que la mayor parte de ellos parecen sacados de los suburbios más chungos de cualquier ciudad española, y que carecen de todo tipo de modales, educación y -por supuesto- saber estar, el programa fue más de lo mismo: una realización pésima que te impide enterarte de qué está pasando, un ritmo inexistente, que lo hace todavía más aburrido y unas conversaciones totalmente irrelevantes que le quitan la importancia a la carrera, que es realmente lo que nos interesa a los telespectadores.
Señores de Antena 3 y de la productora del programa: les vamos a dar un consejo gratis (así de simpáticos somos). Tienen dos opciones: o empezar a sacar las miserias más miserables y morbosas de los concursantes (peleas, gritos, cuernos, robos, trampas, rupturas de relación en directo…) o se centran en lo que de verdad importa. Porque esto es una MIERDA. Así, con todas las letras y en mayúsculas. La otra opción es que tengáis que retirar lo que en realidad era una buena idea y que podría haber estado muy bien en menos de cuatro semanas (ayer hizo menos de un 7% de share). ¡Y con la cantidad de dinero que debe de costar esta producción!