La intérprete británica que no hace ni dos meses copaba la prensa y los programas de televisión por dejar con la boca abierta a media Gran Bretaña en directo, y a medio mundo en diferido, ha terminado su cuento de hadas repentinamente y de forma bastante desagradable.Tras perder la final del pasado sábado a manos del grupo de jovenzuelos bailarines Diversity, Susan Boyle comenzó a comportarse de forma extraña, según manifestó a la policía el personal del hotel que la alojaba. Un día después, la señora ingresaba voluntariamente en un hospital psiquiátrico aquejada de agotamiento físico y emocional.
No siempre las cosas le van tan bien a la gente como le fue a Paul Potts, pero la verdad es que éste es el caso más fulminante de juguete roto que recordamos en años. La verdad es que convertirte en «niña» prodigio a los 47 años no debe de ser fácil de asimilar, y a esta pobre mujer se le ha ido de las manos. ¿Somos todos un poco culpables de que la Boyle le siga los pasos a Raquel Mosquera? ¿Lo son sólo los artífices del concurso por manipularla para hacer audiencia? ¿Es ella la única responsable porque ya sabía dónde se metía? No sabemos. Lo que sí es seguro es que, mientras sigan proliferando los concursos de nuevos talentos, no será la última en romperse la crisma al caer desde la cima.