Fundador de Eureka, productor de Russian Red o Prin’ Lalá, Fernando Vacas ha vuelto este año a sacar disco como Flow, ‘Echo en México‘ (sic). Siempre metido en mil y un proyectos, cada uno muy distinto entre sí, ahora se concentra en un disco en el que colaborarán Howe Gelb y Raimundo Amador, cuya primera pista tendrá lugar en Benicàssim, donde tocarán el domingo Calexico, Giant Sand y los mismos Flow. En medio de todo este pastel, un simpático mail de su promotora nos pide tímidamente que por favor centremos esta entrevista en Flow y no en la polémica sobre la marcha de su sello de Russian Red. Y casi, casi, lo conseguimos.
¿Cómo decidiste hacer un disco sobre México?
Estuvimos allí el año pasado en marzo después del South By Southwest de Austin, Texas. Fuimos la gente de Eureka, PIAS… Estuvimos en el estudio de Tito Fuentes (Molotov), me ofreció la posibilidad de grabar allí porque le gustaba Flow y ni me lo pensé. Terminé unas cosas que tenía pendientes y me fui para allá.
La música de México no es muy popular en España. Hacer un disco sobre México como que no es muy «cool». ¿No te daba miedo no encontrar público para un proyecto así?
Lo guay de hacer el disco era estar aislado de todo lo que pasa aquí en España, pero los músicos eran de aquí y las canciones son pop. Lo que pasa es que estar en un sitio te roza y te influye. Pero no tenía ese miedo para nada. Tampoco es un disco de rancheras ni nada por el estilo. Se ha grabado allí, pero luego por ejemplo se ha mezclado en Los Ángeles.
¿Te interesa la música mexicana especialmente?
Hay un compositor que se llama José Alfredo Jiménez que está muy bien. También Julieta (Venegas) es amiga. Discoruido hacen cosas muy chulas…
El disco es muy ecléctico. ¿Qué canciones fueron saliendo antes y cuáles después?
‘Sensazione’ también era un disco muy ecléctico, con canciones más rock, canciones más pop… Estas canciones estaban pensadas y en parte habían sido escritas en España, pero las terminé de cerrar en México antes de que empezáramos a grabar. Una vez que terminamos de grabarlas, estuvimos otras dos semanas más en Los Ángeles mezclándolas.
Es decir, no surgieron primero las más pop en España, y al llegar a México las que son más tipo ranchera o bolero.
Qué va, ‘Amor a tientas’ la hice aquí en España. Aunque sí terminé de hacer la letra y la estructura allí. Y la otra que puede tener más toques mexicanos, ‘La flor de Tamarindo’, la hice con piano en casa, lo que pasa es que luego le quité los instrumentos de tipo guitarra y bajo.
¿Cómo se te ocurrió recurrir a ese sonido más mexicano?
Por cambiar. Repetir la misma fórmula en todos los discos me parece un poco aburrido. Estamos haciendo un disco con Howe Gelb y unos amigos gitanos que tocan flamenco, y más que boleros, diría que los acordes de estos temas son muy flamencos. Son melodías como de Debussy. En él se han inspirado Falla, Albéniz, Burt Bacharach… Son acordes como muy españoles.
¿Crees que durante mucho tiempo se ha tenido miedo de la canción folclórica o de la canción española?
A mí los grupos que me gustaban desde siempre eran Sonic Youth, The Pixies… Lo que me ha gustado siempre ha tenido un toque anglosajón. Pero a lo largo del tiempo, cuando vas escuchando cosas, vas encontrando algunas que te gustan. Mi familia viene del flamenco, de Córdoba y por supuesto se pega, pero no es una cosa premeditada ni elaborada.
En ‘El Grito’ hay un grito sampleado de Sonic Youth. ¿Lo querías meter a toda costa?
‘El Grito’ hace referencia al Día de la independencia mexicana y el que se oye en la canción es de ‘Mildred Pierce‘, que es del ‘Dirty’. No, del ‘Goo’. El sample lo metí ya cuando había terminado el tema. Aunque parezca que el disco se ha hecho muy rápido, para nada. Ha sido un proceso muy elaborado e incluso en Córdoba retoqué algunas cosas.
¿No crees que dejaría mejor sabor de boca si fuera un poco más coherente? El público de cada canción es casi antagónico.
No había doble intención de ningún tipo, esa era la primera premisa. Mi intención no era ir a México a hacer un disco mexicano, ni de guitarras duras. Tenía canciones, tenía las letras y quería ver cómo las cuadraba. La verdad es que últimamente me han gustado muy pocos discos, me resultan todos muy parecidos y al final no diferencias unas canciones de otras. Mi disco es ecléctico, pero creo que se te quedan las melodías y diferencias las canciones. A veces de repente te acuerdas de una de sus melodías. Tampoco hago mucha diferenciación entre pop, rock, indie… Veo buena o mala música.
¿Y Molotov son buena o mala música?
No tengo sus discos en mi casa y aparentemente son muy distintos a mí, pero ellos son sorprendentes. Me imaginaba unos tipos duros, vestidos de cuero…, pero no tienen nada que ver. Tienen el gusto muy abierto y tenemos muchas cosas en común, como T-Rex o los Beatles.
El baladón ‘Azul pacífico’ tampoco te pega mucho con sus olas de mar y todo.
Bueno, toda la vida he hecho canciones así, aunque quizá esta vez es más bestia, sin bajo, batería, ni guitarra.
Ely Guerra, con quien cantas en ‘Amor a tientas’, es otra mexicana muy famosa allí, ¿verdad?
Es un icono pop. Todo el mundo la quiere. Nos hicimos amigos. Escucha a Juana Molina y esas cosas, aunque al hacer música es verdad que está más latinizada. Como la música mexicana está entrando mucho en algunas ciudades concretas de Estados Unidos…
¿Qué hay de Prin’ Lalá? ¿Sacarán otro disco?
Mis primas están metiendo presión, pero ahora estoy concentrado en Flow. En verano estamos con el proyecto de Howe Gelb de Giant Sand, con Raimundo Amador y tengo que producir el disco. El domingo de Benicàssim, como tocan Calexico, Giant Sand y Flow, adelantaremos algo en directo de este proyecto. Después veremos qué hago con Prin Lalá.
Supongo que no tienes muchas ganas de hablar del tema de Russian Red…
(Risas)
… así que te voy a preguntar una cosa nada más. Hay quien dice que su disco está muy mal producido y hay quien dice que las canciones antes del disco eran más mediocres. Un año después, ¿estás orgulloso de la producción o cambiarías cosas a día de hoy?
Claro que estoy orgulloso. Creo que ha sido un disco bonito, hecho con cariño por un montón de músicos y con ella. Tampoco es un proyecto en el que haya mandado al 100%, sino que intentas llegar a un acuerdo creativo con el artista. Yo quería quitar mucho «reverb» y ella quería dejarlo. Se han hecho las cosas como ella quería que se hicieran. Si ella no quería, no se hacía algo. Para mí es una regla de oro a la hora de producir un disco. El caso es que a la gente le ha gustado un montón y creo que saca la esencia de las canciones, eso es lo importante.