El primer libro de Antonio Luque, finito, cortito y con letra muy grande, pero con mucha miga, le reconciliará con los seguidores del primer Sr. Chinarro, aquel que componía canciones indescifrables y enrevesadas. Las historias que nos cuenta en los dos relatos contenidos en ‘Socorrismo’, uno sobre los personajes de un pueblo cuya vida circula alrededor de una mina, y otro sobre la relación entre un español y una venezolana, lejos del simple juego entre amor y desamor de muchas de sus últimas canciones, nos hablan de historias que, sí, nos resultan cercanas, pero no tanto como ‘Los amores reñidos’ o ‘El gran poder’, por poner dos ejemplos.
No sorprenderá el estilo de ‘Socorrismo’ a nadie que esté familiarizado con el blog de Antonio Luque, que tan pronto produce párrafos directos y mordaces como extensos y confusos. Cita, sin dudar, a Proust como influencia por el gusto por subordinar de lo lindo. A menudo utiliza este recurso para dotar a un personaje de un matiz siniestro o patético, paródico, en función de sus acciones o pensamientos, pero en ciertas ocasiones hay que reconocer que los detalles aportados aportan poco (ver página 27. Y 28).
A pesar de la complejidad de algunas estructuras, que te llevan a tener que releer algunas frases varias veces, Luque no ha abandonado su adoración por lo que se convierte en mito popular («Españoles, Barry ha muerto») o directamente por la cultura pop. Se habla de la manera de Belén Rueda de tirarse a la piscina, se describe una fantasía con un personaje como «un capricho que explota en la lengua como un peta-zetas» y se sitúa el relato de la mina en un año casi concreto porque se nos indica que, entonces, Ana Rosa Quintana era sólo una adolescente.
Antonio Luque, desde cierto costumbrismo neorrealista, nos habla de mierda (página 37) y pollas grandes (página 9) con ingenio. Aunque por momentos poco contenido («evitando perderse dos días de luna de miel, ron miel»), nos aporta una visión cínica de la vida, el amor o el matrimonio en sintonía con ese humor burlesco a lo Mortadelo y Filemón que dice que le ha influido tanto: «Bendita sea cada unión, sea porque haga la fuerza o porque deshaga la fuerza contraria». Aunque avances a trancas y barrancas en la historia de Augusto y Augusta, y aunque no tengas muy claro cómo se llega del pequeño pueblo minero a un partido de fútbol que figura en las quinielas, ni la tesis detrás de todo esto, ‘La mina’ y ‘Socorrismo’ tienen el suficiente fondo de reflexión social como para seguir desvelando matices en una segunda y tercera lectura. 7.