Sónar Barcelona 2010: viernes

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Sónar Barcelona 2010: viernes

lcd-conciertoLa segunda jornada de Sónar Barcelona dejó excelentes conciertos como el de LCD Soundystem, Flying Lotus y Aufgang y algún que otro descubrimiento. De nuevo miles de personas colapsaron los escenarios de Sónar de Día (especialmente los baños, la gente hacía fotos de las largas colas), donde un espontáneo durante el concierto de Delorean estuvo a punto de pegarse un buen piñazo.


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El piano ha sido un instrumento destacado en la música de baile de diferentes estilos a lo largo de las últimas décadas. Aufgang le han dado una vuelta a su presencia en la música en general con su curiosa propuesta, en que dos pianistas, Francesco Tristano y Rami Khalifé, se suman a la potente batería de Aymeric Westrich. Su show, una de las grandes sorpresas para muchos de este Sónar, comienza con un punto más clásico, aunque siempre rítmico y bailable. A medida que pasan los minutos, las bases procedentes de sus diferentes macs van tomando más protagonismo y su estilo llega a rozar el techno en la segunda mitad del concierto mientras el público lo da todo. Aunque deciden cerrar, de nuevo, con un tema más calmado. Aufgang no venderán muchos discos, pero tras arrasar a las cinco de la tarde, hacer moverse a la gente como si fueran las cinco de la mañana y recibir una ovación de minutos mientras inclinaban sus cabezas hacia el público en señal de agradecimiento, son un acierto seguro casi para cualquier tipo de festival en el futuro.

A su término, pudimos disfrutar de un par de canciones de Bradien, no confundir con DJ Braiden que actuaba a la misma hora. Por lo que intuimos, la formación barcelonesa ofreció un concierto de baladas entre el folk y la banda sonora con una importante presencia de los vientos, que acerca al grupo a la instrumentación que suelen (¿solían?) dar a sus canciones La Buena Vida. Todo ello sobre unas bonitas proyecciones que nos dejaron con ganas de más. Habrá que estar atentos a sus próximas citas, algunas de ellas fuera de nuestro país.

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Tahita Bulmer, que salió en shorts, es una buena «front woman» para su banda New Young Pony Club. El grupo, que arrastra el electropop con guitarras a nuestros días en una onda muy similar a The Sounds o Cansei de Ser Sexy, dio una buena actuación en el Sónar. Comenzaron con ‘Chaos’ y no prescindieron de hits como ‘Ice Cream’, pero el siempre abarrotado escenario al aire libre SonarVillage prefería sin excepción la música de DJ a la de grupo, por lo que ante la falta incluso de aplausos entre canción y canción en las últimas filas, quedó un poco deslucido lo que para las primeras seguramente fue un más que notable show.

Con unos shorts más «shorts» todavía, unas bambas blancas y una camiseta de Janet Jackson, Goldielocks salió al mismo escenario en que había actuado Caribou pero con mucho menos poder de convocatoria. El día antes había sido su cumpleaños y la muchacha disculpó el estado de su voz por la fiesta que se había metido para el cuerpo. No notamos nada, quizá porque se acompaña de dos coristas megamaquilladas que distrajeron la atención. Fue un concierto de bailar, marcado por un pequeño DJ de color que se dedicó también a lanzar algún disco de Goldielocks al público, y en el que destacaron canciones como ‘Neon Lights’ o ‘Green Eyes’.

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Presentados desde la cabina por Lemonade DJ al término de su sesión, Delorean abrieron, como es habitual, con ‘Seasun’. Siguieron con ‘Stay Close’, ese single que no deja de crecer, pero algo fallaba: la voz de Ekhi apenas se escuchaba y el sonido parecía un poco saturado, con un mayor protagonismo de las baterías y menor de los matices de samples y sintetizadores que tanto nos gustan de ‘Subiza’. La fiesta era importante y ellos estaban entregadísimos aunque a ‘Real Love’ le quitara todo el protagonismo un tipo que se subió a la copa de un árbol de la plaza durante este tema y se balanceó peligrosamente hacia delante y hacia atrás al ritmo de la música. ‘Deli’ sufrió nuevos problemas en cuanto a la voz, que fueron suplidos con los coros del público (sin duda la canción mejor recibida del concierto), ‘Warmer Places’ fue interpretada sin altercados y el concierto se cerró con la curiosidad (ya casi habitual) de verles hacer ‘Sunshine’ de John Talabot junto a él mismo escondido en una esquina, aunque hemos visto noches infinitamente mejores a este grupo.

En los primeros minutos de Sónar de Noche Buenavista pinchó unos 10 minutos de remezcla de ‘Dancing On My Own’ de Robyn y unas frases sueltas del remix de Rory Phillips de The xx; le sucedieron Air, que comenzaron su set con una de sus canciones ambientales mientras en las pantallas aparecía su nombre en gigante y una multitud de estrellas, y Mark Jones de Wall of Sound pinchó cosas tipo Chemical Brothers un poco de aquella manera, de rojo, con una peluca de pelo negro cargado imposible, haciendo cucamonas y abanicándose con los vinilos de su sello. Un hilarante cuadro.

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Hot Chip sonaron algo apagados y la voz de Alexis no llegó a brillar en ningún momento como merece. Sin embargo, su repertorio fue un hit after hit, el sonido no era tampoco nefasto y el público pudo disfrutar de cada canción durante la hora casi exacta que duró su actuación, gracias por ejemplo a lo animadísimos que estaban ellos, en especial Alexis y uno de los teclistas, sin parar de dar simpáticos saltitos de un lado a otro. Comenzaron con ‘And I Was A Boy From School’ y pronto tocaron ‘One Pure Thought’, una versión muy diferente pero efectiva de ‘Over and Over’, ‘One Life Stand’ o un largo e intenso bootleg entre ‘We Have Love’ y ‘Hold On’. Para el final reservaron ‘I Feel Better‘, que parece la canción definitiva de su último álbum a juzgar por cómo fue recibida, y la infalible ‘Ready For The Floor’. Nos faltaron ‘Shake A Fist’ y alguna balada. Esperamos que vuelvan pronto.

Tiene mucho mérito conseguir llenar hasta la bandera cuando coincides en horario con LCD. Los fans del dubstep están de enhorabuena, cada vez son más y Flying Lotus cada vez está más solicitado por todo tipo de festivales. No decepcionó en absoluto, todo lo contrario. Aquel que decidió no dejarse llevar por la avalancha del «Sound System», que arremetía desde justo el pabellón contiguo, disfrutó de una infinidad de loops de apenas un minuto que el público agradeció especialmente cuando correspondieron con ‘Idioteque’ de Radiohead o ‘Machine Gun’ de Portishead. Nada mejor para cerrar que con su genial ‘Do the Astral Plane’.

LCD Soundsystem dieron el que es de momento el mejor concierto del Sónar frente a un público que abarrotaba el escenario SonarClub, el más grande, como pocas veces se ha visto. Con un sonido atronador y una banda de varios músicos y coristas, James Murphy, de blanco, ejerció de vocalista perfecto sin que la voz le temblara en ninguno de los temas. Completamente arrolladoras fueron ‘Us v Them’, ‘Daft Punk Is Playing At My House’, ‘Pow Pow’, ‘All My Friends’ o hacia el final la explosiva ‘Tribulations’ y ‘Yeah’. Cuando parecía que comenzaba ‘Losing My Edge’ se cortó el sonido, pero no fue culpa de nadie seguramente, salvo de quien fuera la idea de que LCD tocaran sólo una hora. Sus temas son largos, quedaron muchísimos deseados en el tintero, incluso del último disco y a juzgar por las decenas de miles de personas que convocaron, pueden permitirse ya tocar el doble de tiempo sin que nadie se aburra. ¡James, no te retires, el Vicente Calderón te espera!

En el mismo escenario sucedieron a LCD la elegante y bailable sesión de John Talabot, a quien el anonimato le durará poco a juzgar por los primeros planos que le hicieron en la multipantallas, y después 2 Many Dj’s, que afrontaron el set con sus habituales proyecciones megapoperas.

Mientras, en SonarLab, el hip-hop clásico tuvo su momento de protagonismo con el «revival» de The Sugarhill Gang, que antes de por supuesto cerrar con ‘Rappers Delight’, ofrecieron una hora de lo más divertida con varios guiños al pasado: su versión de ‘Apache’ que también tomó en su momento Missy Elliott, ‘Billie Jean’ de Michael Jackson, los vientos de Chi-Lites-Beyoncé… Únicamente se habría agradecido algún «put your hands up in the air» menos porque entre cada canción terminó estresando un poco. Sebas, Sr. John.

Fotos: Sónar.

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