White Lies + Crocodiles @ Sala Heineken

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White Lies + Crocodiles @ Sala Heineken

Noche de paralelismos y contrastes en la Heineken. Por un lado, White Lies, y por otro, Crocodiles; dos bandas con referentes claros (el post punk/new wave 80’s para el cabeza de cartel, y el noise pop a lo The Jesus & Mary Chain en el caso de los teloneros), pero con una actitud muy distinta. El trío (transformado a quinteto para el directo) liderado por Harry McVeigh logró colocar el cartel de «sold-out» en su primera visita a la capital y si a eso sumamos un enfervorecido público, los chicos lo tenían todo para salir por la puerta grande. Gustar, gustaron, especialmente cuando interpretaban canciones de ‘To Lose My Life’ (2009), como el tema titular, ‘Death’, ‘Unfinished Business’ o ‘Fairwell To The Fairground’. En cambio, provocaban indiferencia con gran parte de los cortes de ‘Ritual‘ (2011), como ‘The Power & The Glory’ o ‘Holy Ghost’, obteniendo cierto interés con ‘Bigger Than Us’ y ‘Strangers’, los singles del álbum.

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Aunque la mayoría de los cortes que sonaron se sostienen por sí solos, y el publico disfrutó bastante, el mayor problema que les noté es que su actitud sobre el escenario apenas refleja la música que tocan. Si se supone que, con tanta épica, el camino que están tomando está orientado a acabar llenando estadios, no lo viven, no acaban de transmitir la emoción que se supone que emanan sus grandilocuentes estribillos. En vez de eso, McVeigh y compañía se mostraban tibios, hasta incluso tímidos, y no parecía que el frontman tuviera muchas ganas de animar al público cuando lo hacía. ¿Estaba enfermo? ¿Se ha cansado repentinamente la banda de querer ser los próximos Depeche Mode? Misterio. 6,5.

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Antes de Londres, tocaba visitar San Diego de la mano de Brandon Welchez y Charles Rowell, el núcleo de Crocodiles. Con un chico al bajo y dos chicas, al órgano y batería respectivamente, los autores de ‘Sleep Forever’ (2010), tenían ganas de comerse el escenario y por ello lo dieron todo durante su breve actuación, de apenas veinte minutos. Junto a temazos como ‘Mirrors’ o ‘Hearts Of Love’, se marcaron una versión del ‘Beat On The Brat’ de los Ramones, bastante fidedigna a la original, y muy enérgica y divertida por tanto. Supieron aprovechar la oportunidad, y por ello las ganas de verles de nuevo van en aumento. 7,5.

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