Las épocas de crisis propician las historias apocalípticas. Es por eso que de un tiempo a esta parte, estamos inundados con series y películas que implican zombies, extraterrestres deseando cargarse el planeta o virus letales capaces de contagiar todo en kilómetros a la redonda. Es el caso de ‘Outcasts’, una serie británica en la que la humanidad se ha ventilado el planeta Tierra a base de guerras biológicas, nucleares y contaminación, por lo que se ve forzada a seleccionar a unos cuantos que salgan a buscar un nuevo lugar donde vivir.
La serie se desarrolla en un planeta similar a la Tierra (Carpathia), en el poblado de Forthaven, y cuenta la historia de una comunidad que vive con sus más y con sus menos en un lugar que no es el suyo, mientras sufre las consecuencias lógicas que seguirían a una crisis de estas características. Aunque la trama pueda parecer (y prestarse) a la aventura, en realidad estamos ante un clarísimo discurso político: Richard Tate y Stella Isen, los dos máximos representantes políticos de la comunidad, reciben en el primer capítulo a Julius Berger, un líder espiritual, que llega en el que probablemente es el único transbordador que ha conseguido salir de la Tierra antes de su más que probable destrucción total.
Este recelo, que se irá acrecentando con el paso de los episodios y que llevará a Julius Berger a acumular un gran poder, pone de manifiesto cómo muchas veces es sencillo manipular a una población simplemente atemorizándola con lo desconocido. En este caso, el diablo se materializa en los AC, un grupo de clones que fueron creados artificialmente para comprobar si el planeta era habitable o no; a los que se cree portadores de un virus mortal que ha aniquilado a todos los niños (la única esperanza de perpetuar la especie) y que además se han revelado contra los humanos y aliado con un ente superior emperrado en cargarse al último reducto de la humanidad presente en Carpathia.
Pero lo malo en realidad es que estamos ante una serie extremadamente lenta (los capítulos son largos, hay una cierta querencia por el detalle absurdo, el guion es torpe y está algo descuidado y la ambientación en general es bastante cargante). Así que ‘Outcasts’ solo mantiene el interés del espectador a duras penas. Y lo peor es que, con el final de la primera temporada, llega la decepción: es un cliffhanger como la copa de un pino y la BBC ha decidido no dar luz verde a la segunda temporada, donde íbamos a ver el desenlace. Un drama, vamos.
Calificación: 5/10
Destacamos: a Liam Cunningham. De lo poco salvable.
Te gustará si te gusta: guarda muchas similitudes con ‘Battlestar Galactica’ y con ‘Survivors’.
Predictor: a día de hoy y sin segunda temporada a la vista es un timo.