Qué equivocadas estaban todas aquellas personas que, hace un par de años, creían que la interesante propuesta que nos presentaba Christina Rosenvinge era debida únicamente a la buena compañía que había tenido durante el proceso de ‘Tu Labio Superior’ –Nacho Vegas, Steve Shelley (Sonic Youth) y Chris Brokaw (Come)-. Si algo ha demostrado Christina desde entonces, ha sido que sus dos últimos trabajos no eran más que el resultado de una madurez profesional adquirida a lo largo de su carrera, donde ella misma ha cincelado su propia propuesta.
Entre la luz y la oscuridad, y con la Sala 2 Oriol Martorell del Auditori a medio llenar, Christina empezó a entonar un tema melódico cercano a la música francesa titulado ‘Nuestra Casa’, un discurso que terminará siendo poco rompedor, pero seductoramente propio. Tras ‘Negro Cinturón’, suena el pop de alcoba de ‘La distancia adecuada’ y la muy aplaudida ‘Animales Vertebrados’.
Resulta sorprendente que, durante una hora y media de espectáculo, Rosenvinge sólo se mueva entre sus dos últimos álbumes, ofreciéndonos canciones como ‘Eva Enamorada’, ‘A Contrapelo’ y ‘La Noche Del Incendio’, pero olvidándose casi por completo de su triología neoyorquina, tal y como ella la ha llamado. De hecho, ‘A Liar To Love’, de ‘Continental 62’, ha sido el único islote inglés que ha quedado salvado de caer rendido ante un océano español.
Mostrándose algo tímida a la hora de hablar y evitando mirar fijamente a su público, Christina bromeó antes de empezar ‘Jorge y Yo’: “Un amigo mío cree que el subtítulo perfecto para ‘La Joven Dolores’ es «Todos los hombres son unos mamones excepto mi hermano»”. Para esta canción ha contó con la ayuda de un invitado especial, el cantautor catalán Raúl Fernández (Refree), que también colaboró con Rosenvinge al piano en ‘La Idiota en Mi Mayor’ y ‘Debut’.
La maravillosa ‘Canción del Eco’ y el ambiente opresivo de ‘Eclipse’ fueron los dos últimos temas en sonar, consiguiendo que el público se levantara de sus asientos para despedir a una cantante que merecía elogios por un espectáculo de calidad, intenso y personal. 7,8.