Los directos de Patrick Wolf ya eran buenos cuando tenía 20 años y actuaba solo con violín y programaciones, así que imaginad ahora, con casi una década de rodaje, y cuando, a pesar de no terminar de adquirir la fama y el prestigio deseados, puede permitirse el lujo de acompañarse de una banda de verdad. El concierto de anoche arrancó con Patrick al arpa para interpretar la intimista ‘Armistice’, pero pronto los detalles aportados por cinco músicos, a destacar una muchacha a los vientos a su derecha y otra a las cuerdas a su izquierda, se antojaron necesarios y gloriosos para vestir las canciones de la majestuosidad de las versiones de estudio.
A Patrick Wolf, o a Patricio Lobo, como se refirió a sí mismo después de hora y media de delirio y aplausos, siempre le han gustado las historias tristes de inspiración medieval y los cuentos, y su voz, perfecta en canciones tan épicas como ‘Bluebells’ o la hermosa ‘The Days’, sirvieron para mostrarle de nuevo como el rey en su estilo. A veces se parece un tanto a otro Patrick, Morrissey, tanto el joven como el actual (la vida en pareja es lo que tiene), o a Raphael, con quien también comparte las maneras y el gusto por los estampados, pero además de un gran vocalista, Wolf es un buen músico, dando la imagen sobre el escenario de que es un artista muy completo a sus 28 años.
Como prometió en la entrevista que nos concedió hace unos meses, su repertorio actual se dedica a ‘Lupercalia‘, encajando las piezas de su discografía más apropiadas para presentar este disco, lo cual excluye ‘Wind In The Wires’ y supone revisitar varios temas de su tercer álbum y algunos de ‘The Bachelor‘ (pero no sus singles) reinterpretados. Así, ‘Who Will’, convertida en un número casi de baile, y ‘The Magic Position’, casi sonando a Motown en una versión en un primer minuto irreconocible, constituyeron dos de los mejores momentos de la noche.
Tampoco desmerecieron sus últimas composiciones y ‘Time Of My Life’ fue muy coreada, mientras que los retazos trance de ‘Together’, más celebrados que la propia ‘Bloodbeat’, que cerró el concierto antes del bis, convirtieron la Sala Penélope en una discoteca durante cuatro minutos.
El show terminó, tras un cambio de vestuario, con un ‘Accident & Emergency’ en el que Wolf tuvo tiempo de firmar un autógrafo a las primeras filas, la ya mencionada ‘The Magic Position’, que a la postre parece su composición capital, y la reclamada ‘The City’. Patrick, que para esa hora no dejaba de mencionar la palabra «Madrid» y de incorporarla de hecho a las canciones, prometió volver a la ciudad para tocar el año que viene. Antes del show, hubo pelea por ver quién entraba antes en la sala después de varias horas de cola y después hubo quien se quedó para intentar conseguir que Patrick firmara un vinilo. Puede que no sea tan famoso como Björk, pero para nosotros, como si lo fuera. 9.