Christina Rosenvinge publica esta semana ‘Un caso sin resolver’, una caja que recopila la práctica totalidad de su carrera y que presentaba el martes en un concierto secreto en la Sala Siroco de Madrid, organizado por el programa de Radio 3 ‘Hoy empieza todo’. Unos días antes hablábamos con ella en el bar de siempre de la ciudad, frente a su oficina de management.
¿Qué tiene de bueno y de malo sacar una caja de estas características?
Lo bueno es que se hace justicia a algunas canciones olvidadas. Es bonito ver el trabajo en perspectiva, cómo ha sido ir del punto A al punto B, pasando por un montón de sitios. Lo malo es que no he seguido trabajando en el siguiente proyecto, cuando estoy en una época muy fructífera, y parar de escribir para esto me ha hecho perder un poco de tiempo. Warner me lleva pidiendo la caja años, pero también gente de mi alrededor me decía que lo tenía que hacer, por justicia, en contra de esta cosa mía de mirar sólo hacia adelante. Ha sido duro, pero divertido.
¿Duro porque te has encontrado con viejos fantasmas?
Todo el rato (risas).
¿Las canciones viejas te han producido una reacción extrema en algunos casos?
Sobre todo es que no puedo evitar ser muy autocrítica. Me pongo a señalar todo lo que hice mal, me meto más en eso que en disfrutar de lo bueno. Aunque sí me he reconciliado, bueno, no, porque no estaba peleada… he redescubierto muchas cosas. Es un ejercicio de psicoanálisis un poco duro porque las canciones no las puedo separar de las circunstancias en que las escribí.
¿Qué canciones serían esas con las que has tenido que «no-reconciliarte»?
Parte de la cosa era regrabar. ‘Que me parta un rayo’ era uno de los discos en que más podía centrarme en ese sentido porque ya en su momento no me identificaba con la grabación. ‘Voy en un coche’ es una canción que no podría regrabar. Cantarla ahora sería patético.
¿Por qué has regrabado tan poquitas?
La idea era grabar lo que me apeteciera en ese momento sin imposición. Warner ya me trata como si estuviera loca (risas): «danos lo que quieras cuando a ti te parezca bien». Ellos me propusieron la regrabación y yo al mismo tiempo estaba tocando ‘El sud’ de Refree en directo, por lo que decidí meterla. Para mí el concierto de Refree en El Sol, no sé si este año o el pasado, fue el concierto nacional del año, de lo más bonito y sublime que he visto. Tengo la suerte de estar trabajando con él porque he conseguido liarle, soy súper fan. Él hizo una grabación con solo voz y contrabajo, como más experimental, y yo la quería hacer como si fuera un superhit, para darle otra vida.
¿No pensaste en hacer otra de Refree?
No, como ya la estaba tocando en directo en catalán…
¿Te ha resultado difícil?
La grabé en Cataluña y tenía a cinco personas corrigiéndome. La palabra más difícil me parece «fills», todavía no la sé decir. También son difíciles las vocales intermedias entre la a y la e, pero me encantan las canciones en catalán.
En un concierto dijiste que era una pena que la gente no estuviera más abierta a las canciones en catalán…
Manel ya han roto con la barrera pero otros grupos no y es una pena porque Antònia Font, Nacho Umbert o Refree hacen música maravillosa y la barrera no debería ser tal, cuando escuchamos canciones en diferentes idiomas.
¿Tus amigos son más abiertos a la música en catalán o te encuentras rodeada de gente que la verdad es que, sorprendentemente, no tiene mucho interés, como suele pasar?
No la escuchan, efectivamente. Me he convertido en una especie de evangelizadora porque mucha gente ni la conoce.
¿Has escogido el tracklist del disco y su estructura?
En un 90%, sí.
¿Y el otro 10%?
El 10% es que algún videoclip y alguna canción los habría dejado fuera. Por ejemplo, ‘Tu boca’ es una canción que hice para otra gente, alguien como Paulina Rubio (risas). Luego cuando la grabé, gustó mucho, a la compañía le encantó, pero en realidad, por estilo, se queda un poco fuera. Yo habría metido el vídeo, pero no la canción, pero la compañía me dijo: «por favor, ponla».
No me puedo creer que el debate haya sido por una canción tan reciente que ya tiene todo el mundo…
También quería quitar ‘Voy en un coche’. Busqué como loca una grabación en la que sonara como yo quería que fuera de verdad, había una versión en directo más punky, pero las que encontré eran de directos que sonaban fatal.
¿Por qué habéis metido hasta pistas en directo? No queríais que se escapara nada…
Al buscar, encontré un montón de cosas que no sabía que tenía. El disco 4 es sobre todo para fans, con maquetas, canciones con una letra peor que la definitiva, como ‘Sábado’, grabaciones con la voz desafinada… mientras que los otros tres discos están en el orden en el que he escrito las canciones.
También has metido cosas con Two Dollar Guitar, ¿era muy importante para ti?
Me hacía mucha ilusión, el encuentro con esa banda fue crucial.
Nosotros hemos defendido que tus dos últimos discos son los mejores, pero que no dejan de ser una consecuencia de todo lo anterior, sin embargo, aquí aparece todo bien separado: el CD2 es tu etapa neoyorquina, el CD3 los dos últimos… ¿En realidad tú divides tu vida por etapas tan claramente?
Sí, un poco sí. No puedo evitar tener esta cosa como un poco minuciosa para ordenar las cosas. El título ‘Un caso sin resolver’ venía de este tipo de periodista malvado que te dice: «tú tienes un pasado», como si fuera Mengele. ¿Pero por qué? ¿Porque hice ‘Chas’? (risas). Por eso escribí un texto satírico para el libreto, una confesión criminal y después, al hacer el orden de la caja, coloqué las canciones para que se entendiera cómo he llegado de un lado a otro. En realidad, las canciones, despojadas de producción, no tienen tantísima diferencia. ‘Tú por mí’ en su nueva versión suena como si fuera de ahora.
Decías que están en orden, pero ya es casualidad que el disco empiece justo por las que has regrabado…
Siguen el orden. Según salí de Álex y Christina escribí ‘Tú por mí’, es de la primera maqueta, aunque la grabación de la caja no sea exactamente esa.
También es normal que te apeteciera regrabar exactamente las más viejas.
Sí, exacto.
Cuando vi que habías grabado cinco canciones, me decepcioné de ver que una era ‘Canción del eco’. ¿Era necesario tan pronto?
‘Canción del eco’ para mí es la canción más importante que he escrito y lo noto cuando la toco en directo, es una canción que llega a la gente independientemente de su origen o su edad, también porque habla de un mito eterno y en ella sólo hago de comunicadora, de médium. Yo quería que fuera single y, como dura 7 minutos, quería que tuviera no un vídeo al uso, sino que fuera más bien en directo. Ahora mismo las canciones tienen que tener un soporte visual, yo me meto en Youtube y me encanta ver a Bonnie Prince Billy en un programa sueco haciendo algo en directo, esa es la gran aportación de internet. Así que hablé con la compañía y les dije: «vale, voy a trabajar 3 meses en esta caja pero quiero que ‘Canción del eco’ tenga una situación de preferencia, aunque por ser dramática y larguísima no entre en los canales de promoción. Pero tiene una vida que va más allá de mí. Lo que hemos hecho es una versión sin mi epílogo, que es más corta. También es la canción favorita de Raúl.
¿Qué sensación te ha dejado ‘La joven Dolores’? Esta caja de alguna manera mata al disco.
Precisamente por eso he metido ‘Canción del eco’.
Ya, pero el disco está un poco descompensado con la cantidad de vídeos que hiciste para el anterior. ¿Has pasado de hacer vídeos para ‘Jorge y yo’, ‘Eva enamorada’…?
No, no he pasado. Con el disco anterior esas cosas surgieron, fueron accidentes a veces, amigos que te decían que querían hacer un vídeo… Así surgió el de ‘Animales vertebrados’. Lo hizo una artista de la que me he hecho súper fan, Lidia Toga. Fue una iniciativa suya personal, es un vídeo en stop motion, con dibujitos en su casa, autoproducido.
¿Por qué has dejado esa canción fuera, cuando está casi todo de los dos últimos discos?
Esa canción puede que no esté, pero sí está el vídeo. Había que dejar cosas fuera y escogí cosas más raras como ‘Canción secreta’ en versión masculina, que es un rareza y pensé que era el único sitio en el que podía salir.
¿Y ‘El Souvenir’?
Está el videoclip, tampoco quería repetir mucho entre los vídeos y las canciones. Pero hemos rescatado el videoclip y me he reído mucho viéndolo. Es muy gracioso y es una superproducción, además.
¿No has tenido problemas de derechos por haber editado en diferentes sellos?
No, hay cosas de sellos americanos, grabaciones personales, pero todo el mundo se ha prestado. No ha habido ningún problema. En mi caso, siempre he trabajado con Warner en España. Hubo una licencia pero ellos distribuían y luego para los últimos me ficharon como artista. Después de haber tenido una relación pésima con ellos, con otras personas que no son con los que trabajo ahora, hoy por hoy tengo una relación muy buena.
Decías que la gente de tu alrededor te animaba a lanzar una caja, ¿a quién te refieres, músicos o amigos?
La gente con la que trabajo. Cuando lo comentaba con Jota, con Nacho, me decían «sí, sí, lo tienes que hacer». Pensé en que seleccionara el material otra persona, pero luego fui incapaz de dejarlo así. Y ha quedado muy bien. Hay una foto de Alberto García-Alix que me hizo de pasada una vez hace muchos años, antes de que nos hiciéramos amigos y después me la mandó y ha terminado como portada del disco de rarezas. Son tesoritos que han ido apareciendo por ahí.
A veces en directo cuentas cosas muy personales, como tu visita al psiquiatra que originó ‘Un hombre formal’. ¿No te produce cierto rubor?
En el escenario es como natural, se establece una relación especial con el público. Ellos han pagado una entrada y es… no sé cómo decirte, impone mucho respeto. Tienes que darles lo mejor que tienes. La historia que precede a cada canción es verídica y tiene relación con la canción. Dependiendo de los gintonics que me haya bebido, cuento demasiado o no (risas).
¿Estás tan cómoda sobre el escenario?
Hay días que no tienes buen sonido o lo que sea y no estás tan cómoda. Es una combinación de factores que no se suele controlar. Hay noches únicas y otras que todo va en contra, pero sí que me gusta mucho actuar. En este formato acústico que llevamos últimamente, puedo hacer las cosas como quiero.
Decías que estabas en una etapa fructífera, ¿qué estás haciendo?
Tengo canciones nuevas para el próximo disco y estoy haciendo un par de proyectos, pero no sé cuál va a salir primero. Uno con un escritor y otro junto a Refree. Tengo cuatro carpetas abiertas y no sé cuál cerraré antes.
¿El nombre del escritor aún no se puede decir?
No…
Y ningún proyecto tiene que ver con Robo?
He intentado varias veces escribir canciones un poco sociales y me han salido cosas demasiado simples y obvias, aunque lo social está implícito en lo que uno escribe. Escribir es tomar una actitud con respecto a las cosas. Había una canción feminista en este último disco que, una vez acabada, la quité porque me parecía muy tonta. Es un tema complicado, hay que saber hacerlo.
¿Qué línea siguen las canciones nuevas?
Son otra vuelta de tuerca, son distintas. Ya las oirás. Supongo que grabaré en verano y saldrá después.
¿Será en Warner?
No lo sé, en este momento.
Me da un poco de pereza seguir preguntándote por Nacho Vegas, pero lo cierto es que en uno de los nuevos vídeos aparecen claramente unos «I Love NV» impresos…
Son las libretas que llevan de merchandising los de mi oficina, y salen por casualidad. Si hubiera sabido que me iban a preguntar… (risas) Es un accidente, sale la libreta porque la cogí de la oficina para apuntar las canciones y evidentemente tampoco le voy a dar tanta importancia. Lo de Nacho no da tanto de sí para que le deis tanto…
¿El disco que querías hacer con él está parado?
Sí, trabajar con Nacho es difícil. No renuncio a ello, creo que llegará el momento en que lo podamos hacer, pero es difícil, él trabaja solo. Es todo lo contrario que con Refree. A mí me pones al lado de alguien y me encanta escribir a medias porque me salen cosas que a mí no me saldrían solas. Pero Nacho es más reflexivo, se encierra en sí mismo y es difícil encontrar un espacio para escribir juntos.