Dos años después de su concierto en Joy Eslava, The Horrors vinieron el pasado viernes a presentar ‘Skying‘, su nuevo álbum, curiosamente en una sala de menor envergadura como es Rock Kitchen. Con las entradas vendidas hacía días, el éxito estaba casi asegurado. Del recinto ya conocemos su calidad de sonido, con bastante poca definición (se forman bolas muy a menudo, a poco que el grupo en cuestión pise un poco el acelerador), pero es lo que había, así que dependíamos de la pericia de los londinenses para salir adelante de la encrucijada. Con un repertorio dividido entre su último lanzamiento y ‘Primary Colours‘ (ya nos comentaron en una entrevista que por ahora no querían saber nada de ‘Strange House’), comenzaron con la majestuosa ‘Changing The Rain’, como no podía ser de otro modo.
Desgranando otros temas como ‘Scarlet Fields’, ‘Endless Blue’, ‘I Can See Through You’ o ‘Who Can Say’, saltaba a la vista que estos chicos han mejorado mucho su directo, suenan mucho más compactos y agresivos (sin tener que liarla, como en su primera visita), y por fin parece que Faris Badwan afina al cantar (no es que quedara mal antes con la disonancia de su música, pero se agradece la evolución).
Uno de los momentos más memorables (en más de un sentido) de la noche fue cuando interpretaron ‘Sea Within A Sea’, favorita de muchos. Cuando llegaba el clímax de sintetizadores y ruido shoegaze, y con el público dándolo todo, se apagó el sonido y el grupo tuvo que abortar la resolución del tema: un coitus interruptus en toda regla. Intentaron retomarlo una vez volvió el equipo en sí, pero ante la negativa de Tom Cowan (sintes, teclados), como indicando que algo no iba bien, o directamente que pasaba de seguir, Faris anunció que seguían con ‘Still Life’ mejor, recuperándose de este modo el estupendo ambiente que se estaba viviendo. Tras esta se despidieron, y para dejarnos bien satisfechos por si el parón había podido llegar a confundir o decepcionar, volvieron con un bis inmejorable: ‘Mirrors Image’, ‘Three Decades’ y una ‘Moving Further Away’ con un final apoteósico, con bien de distorsión sucia por parte de Joshua Third. Sin duda, uno de los grupos del año, tanto en el estudio como sobre el escenario. 8,5.
Cerebral Ballzy, banda neoyorquina de hardcore punk, animó de lo lindo al personal. Gustaron bastante, pese a no tener mucho que ver con el cabeza de cartel (tal vez su nexo sea el punk, pero las vertientes son muy distintas), con canciones breves y crudas como ‘Cutting Glass’ o ‘On The Run’, deudoras de Bad Brains o Poison Idea. Con mucha actitud y energía, lograron sacarnos una sonrisa (y más de un pogo en el foso, incluso conatos de circle pit) cantando sobre comer pizza o ir a patinar. Muy adolescente todo, y muy entretenido. 7.
Foto: Feiticeira.org en CC para Flickr.