Hace mucho, más de 15 años, que Chicane arrasó con el hit ‘Offshore‘, calando hondo en fiestas playeras y en pistas de baile europeas en noches interminables de humo y alcohol, gracias a sus reverencias a ciertos parámetros del europop, el new beat y el acid house. Años después, la fórmula de Chicane tuvo otro momento febril, esta vez con la novedad de contar con colaboraciones vocales de Bryan Adams (!) en ‘Don’t Give Up‘ o de Máire Brennan en ‘Saltwater’, convertidas ambas en parte de nuestra memoria gracias a su producción llenapistas que en su momento sacudió el límite entre el pop y la electrónica de baile.
La prolífica trayectoria de Leo Zero, colaborador en Chicane y ahora debutando con este nombre con el que ha remezclado a artistas tan heterogéneos como Florence & The Machine, Paul Weller, Owl City, Lana del Rey o más recientemente Speech Debelle, sigue estos pasos. Su devoción hacia los sonidos de los últimos 80’s y primeros 90’s en ‘Acid Life’ funciona desde su atigrada portada hasta los pintorescos títulos de algunas de las canciones (‘Warehouse Style’, ‘Make The Moov’), resultando una buena tarjeta de presentación.
Desde la primera escucha, la mayoría de sus cortes conforman una reivindicación de un género, el acid house, que, salvo alguna customización reciente, ha caído en el olvido incluso para gran parte de la generación que lo vivió. Su repertorio circula después entre el house de Chicago, el techno de Detroit y el sampler ejerciendo como una auténtica máquina del tiempo. Aunque la falta de sorpresa impide que estemos ante una obra mayor, sí encontramos esfuerzos tan interesantes como la hipnótica ‘Body Music’ y sus nueve minutos de inmersión, la poderosa ‘Electricity’, donde la voz se ajusta a un recorrido de alta intensidad rítmica, y ‘House Train’, un final de disco impecable.
Calificación: 7/10
Lo mejor: ‘Lets Go’, ‘Body Music’, ‘Electricity’, ‘House Train’.
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