Los conciertos de La Casa Azul ya eran una fiesta de estribillos gritados y perfecta complicidad entre público y artista cuando Guille Milkyway no era tan famoso: antes de intentar ir a Eurovisión, antes de ‘Amo a Laura‘ e incluso antes de ‘Superguay’. Así que imaginad ahora que se pasea por Barcelona, como este fin de semana, o por Madrid, como el anterior, con todo agotado (en este último caso con doble fecha además).
Guille Milkyway es generoso en setlist y no relega ninguna parte de pasado ni presente, alternando éxitos actuales como ‘Los chicos hoy saltarán a la pista‘, con el que comienza, con canciones tan antiguas ya como ‘Chicle cosmos’ o ‘Cerca de Shibuya’. En algún momento alrededor del año 2000 pudimos pensar que estos dos serían sus grandes clásicos y que en el futuro serían relegados al bis como regalos para su público. Nos equivocamos. A su público le da igual ‘Superguay’ que ‘Esta noche sólo cantan para mí’ que ‘El momento más feliz’ que ‘Chicos malos’ o ‘Sucumbir’. Lo canta todo. Hasta aquella comentada rumba para la película ‘Yo, también’, que en esta gira se interpreta en una versión más desnuda y desprovista de arreglos españoletes: menos criticable por el fan medio de La Casa Azul.
En conjunto, su directo está basado, según su propia idea, en cierta sensación de «fake», exenta de virtuosismo musical «en vivo» de cualquier tipo. Acompañan a Milkyway dos músicos-robot, uno a cada lado, que principalmente le dan calor escénico y le quitan protagonismo, misma función de los excelentes visuales, algunos familiares para quienes asistieran a la gira de ‘La revolución sexual‘. Vemos «lyrics videos», arte pop, imágenes de sus ídolos y en ‘La vida tranquila’ una colaboración de Silvia Niza pregrabada en la que, para ironizar sobre el concepto de su set, coloca un micrófono delante de la pantalla como si sirviera para algo.
Son dos horazas de éxitos que se completan con ‘La Polinesia Meridional’ al piano, la versión de ‘Take On Me’, el medley entre ‘Galletas’, ‘C’est fini’ y ‘Hoy me has dicho hola por primera vez’ y, hacia el final, ‘La revolución sexual’, siempre ese retrato de su show llamado ‘Como un fan’ o un segundo bis con ‘Todas tus amigas’, entre muchas otras. A pesar de que 120 minutos son demasiados para quienes no son hardcore fans de La Casa Azul, aún un show de lo más resultón para los grandes escenarios de los festivales y por supuesto el sueño húmedo de cualquier fan. 8.
Fotos: Jotace Unimagen para Ochoymedio