Bruce Springsteen, que recientemente ofrecía en Madrid un concierto histórico de cuatro horas, en presentación del notable ‘Wrecking Ball‘, ha confesado en New Yorker que ha estado 30 años en terapia tras descubrir que sufría depresión en 1982. Fue en la época de ‘Nebraska’, donde sus pensamientos eran «suicidas».
En este medio, el Boss dice que sus problemas no eran tan obvios como las drogas y que cree que todos los artistas tienen problemas similares. «Si te complaces demasiado a ti mismo, nadie podría salir adelante. Brando no habría actuado, Dylan no habría escrito ‘Like A Rolling Stone’, James Brown no habrá hecho «‘Unh»». En otro momento habla sobre cómo es estar en el escenario en contraposición a lo que supone enfrentarse a uno mismo. «Te liberas de ti mismo durante esas horas en el escenario, todas las voces en tu cabeza se van. No hay espacio para ellas. Sólo hay una voz, con la que estás hablando». Springsteen dice que a veces pensaba cosas como que no le gustaba lo que veía, ni lo que hacía. «Tengo que cambiarme a mí mismo, necesito transformarme», se decía. A lo largo del artículo, de 17 páginas, imprescindible para cualquier fan, analiza cómo pudo influir la depresión de su propio padre, o cómo viajar en coche le ayudaba a sentirse mejor.