Es inevitable echar la vista atrás y tener la sensación de que el Santander Music va creciendo a buen ritmo: de una propuesta inicial que tan solo ocupaba dos días, pasaron a convertirse en un festival que ocupa tres días completos, y este ha sido el primer año en el que ese primer día ha formado también parte del abono, y no se ha mantenido abierto hasta completar aforo. Eso sí, los programadores han decidido mantener un cierto regustillo nacional (y esta vez, nos atreveríamos a decir que incluso femenino) en el primer día, incluyendo sobre todo grupos españoles pensados no solo para los puristas del indie, sino asequibles también para el gran público que pueda acercarse hasta el recinto.
En el caso de artistas como Ana Fernández-Villaverde, más conocida como La Bien Querida, esto se traduce en un concierto repleto de temazos, con una selección de canciones intachable, sobresaliente y perfecta, en la que ni falta ni sobra nada. Es cierto que a veces su ejecución puede resultar algo más cuestionable (y eso que ha mejorado notablemente, algo factible para quien se haya acercado a verla en sus inicios), pero está claro que sabe dar al público lo que pide: canciones con las que es muy fácil identificarse cantadas por un personaje que poco a poco ha ido convirtiéndose no solo en uno de los habituales del indie español, sino también en uno de sus exponentes más carismáticos y entrañables en parte gracias a su atuendo, que esta vez se componía de una de sus míticas faldas y una chaqueta de lentejuelas que habría hecho las delicias de Michael Jackson. Su repertorio además ponía toda la carne en el asador: desde ‘Monte de Piedad’ hasta ‘A.D.N.’, pasando por ‘Piensa como yo’, ‘El zoo absoluto’, ‘Corpus Christi’ o la imperdible ‘9.6’, una de las más aplaudidas, bailoteadas y coreadas.
Poco después, ataviada con un vestido cortísimo que dejaba al descubierto dos piernas infinitas, y coronado por una chaquetita para capear el fresquito marítimo que corre alegremente por la Campa de la Magdalena, Anni B. Sweet saltó al escenario con un inusitado desparpajo, dirigiéndose en varias ocasiones al público, y defendiendo con rigor temas de ‘Start, Restart, Undo’ y de ‘Oh, Monsters!‘. Pero no fue lo único que se escuchó durante todo el concierto, porque de nuevo pudimos volver a oír la enésima comparación de su propuesta con Russian Red, una conversación tan manida, tan llevada y tan traída que al final, uno termina dando las gracias al cielo por la existencia de Juan Diego Gosálvez, un batería capaz de distraer a cualquiera gracias a su pelazo, que hace morir de envidia a más de uno, y que provoca un éxodo momentáneo de miradas centradas en las piernas de la B. Sweet para fascinarse con el movimiento casi hipnótico de su flequillo. Pero volviendo al tema que nos ocupa, en el setlist de Ana López se incluyen bellezas como ‘Catastrophe Of Love’, ‘Goodbye Child’ o ‘Ridiculous Games 2060’, aunque sus temas más celebrados siguen siendo ‘Oh I Oh Oh I’ y sobre todo… la versión de ‘Take On Me’ de A-ha, que se hizo popular no solo porque la canción es un pepinazo incluso después de veintiocho años (y pensar que su primera versión no fue precisamente un éxito…), sino también por su sonada aparición en un anuncio de McDonald’s.
Sobrepasado el meridiano de los conciertos, era el momento de los grupos encargados de insuflar algo más de caña a la tónica que, hasta entonces, había lucido el festival. Así que allí aparecieron If The Kids, un dúo francés que bien podría ser un cruce entre The Ting Tings, Vive la fête y Daft Punk. Con muchísima energía, esta banda de nombre inspirado en un tema de Sham 69, se empecinó en defender canciones como ‘Tell Me What You Want’ o ‘Life Is Now’, pese a que era prácticamente imposible escuchar a la parte femenina del dúo.
Aunque si hay que dar un premio al grupo que, con diferencia, sonó mejor de toda la jornada del jueves, ese fue sin duda Fuel Fandango. Vale que su propuesta, que descansa sobre el hecho de que el flamenco se puede mezclar con casi cualquier cosa (en este caso funk y música electrónica), puede gustar más o menos, pero la realidad es que Nita y Ale Acosta (también conocido por su anterior proyecto, Mojo Project y por haber producido a artistas de la talla de Enrique Morente) consiguieron mantener a una buena cantidad de asistentes hasta la última hora del jueves, tradicionalmente uno de los días más complicados. Entre las canciones más destacadas, ‘Brazil’ y ‘The Engine’ pusieron punto y final a la primera jornada mientras Nita reclamaba menos espacio entre público y artistas, al tiempo que apabullaba con un sonido contundente.
Imágenes: Vidala Fotografía