“¿Cuándo se estrena ‘Manolete’?” Esta pregunta, que al principio, cuando no se sabía qué pasaba con la película, se formulaba en serio, con el tiempo se ha ido convirtiendo en un chiste recurrente dentro de la industria del cine español. Seis años después de su rodaje, ya sabemos cuándo se estrena: en agosto y de tapadillo.
Concebida como una superproducción protagonizada por dos estrellas en el punto más alto de su prestigio y popularidad (Penélope Cruz venía de rodar con Almodóvar y Woody Allen, y Adrien Brody con Peter Jackson y Wes Anderson), ‘Manolete’ se fue desangrando por múltiples cornadas: el presupuesto se disparó a más del doble de lo previsto, el productor (Andrés Vicente Gómez) acabó con ganas de cortarle las orejas y el rabo al director (el holandés Menno Meyjes) y debiendo un dineral a la empresa encargada de los decorados, la película fue embargada en los tribunales, se hicieron ocho montajes distintos y fue vapuleada en su estreno fuera de España (bajo el título de ‘A Matador’s Mistress’).
Convertida en la “película maldita del cine español” (y, por tanto, en la “película más esperada del cine español”), ‘Manolete’ empezó a generar un buen número de leyendas urbanas a su alrededor. La más extendida cuenta que el negativo había sido secuestrado por militantes defensores de los animales y que incluso lo habían quemado en un ataque de furor antitaurino.
Por desgracia, no pasó nada de eso. Me explico. Después de ver ‘Manolete’, hubiera preferido que no se hubiera estrenado, que pasaran los años y el mito fuera engordando hasta convertirla en leyenda. Y a partir de ahí, dar rienda suelta a la especulación…
Pero no. La han tenido que estrenar (y difundir por Internet). Y el mito se ha venido abajo. Y la diversión. Porque ‘Manolete’, montaje número 7, es una película aburrida y desaliñada, pero no tan desastrosa como para alcanzar la categoría de objeto de culto kitsch. Es cierto que tiene momentos muy prometedores, como escuchar a Juan Echanove hablando inglés, ver cómo “canta” el doble de Brody en las corridas, la aparición de Cayetano Rivera o esos fallos de raccord producto de un montaje realizado con tijeras de podar. Pero no son tantos como para considerarla una parodia involuntaria y disfrutar de ella con el estoque de la ironía bien afilado.
‘Manolete’ es como un telefilme legañoso, un insulso biopic que apenas profundiza en la biografía y psicología del personaje, y pasa de puntillas por el contexto político y social donde se forjó este mito taurino. La película se centra en el romance del torero con Lupe Sino (de ahí su título en inglés), interpretada por una esforzada Penélope Cruz cuyo personaje parece un remedo de la Raimunda de ‘Volver’ (2006) y la Maria Elena de ‘Vicky Cristina Barcelona’ (2008). En suma, el retrato de una leyenda de la tauromaquia que parece embadurnado por cosméticos de Mercadona (o pintado por Cecilia, la octogenaria restauradora del ‘Ecce Homo’ de Borja). 3.