Muchos lectores verán en ‘Simiocracia’ -el nuevo cómic novelado de Aleix Saló- la segunda parte de ‘Españistán’, pero nada más lejos de la realidad. Allí donde su primera obra se servía de la crisis y el cómic como elemento catalizador de una historia más o menos cómica, en este nuevo trabajo el dibujante catalán se sirve del cómic para acompañar un texto más cargado de datos y con algo más de enjundia.
Eso es lo realmente importante de este nuevo libro, en el que Saló hace un repaso pormenorizado no solo a la actual crisis, sino también a otras que han tenido comportamientos similares a esta, como el Crack del 29 o la Crisis de los Tulipanes, dejando demostrado así lo que muchos llevan diciendo durante años: que este ciclo de la economía no responde más que al pinchazo de una nueva burbuja, llámese financiera en el caso del mercado global e inmobiliaria en el caso concreto de nuestro país. Vamos, que la historia se repite, una y otra vez, especialmente si ningún organismo regulador sabe (o tiene interés en) ponerle coto, como bien explica en el vídeo promocional del libro.
No estamos, ni mucho menos, ante un sesudo trabajo de economía en el que se expliquen las cosas al detalle, o en el que el lenguaje técnico forme parte importante del mismo. En el prefacio, de hecho, Aleix indica que ha tomado prestados muchos conceptos de blogs y medios especializados a los que apunta más adelante, para crear explicaciones someras y ligeras que pueden resultar peregrinas para el lector entendido, pero extraordinariamente reveladoras para el común de los mortales. Es por eso que centra ‘Simiocracia’ en explicar el «de aquellos polvos vinieron estos lodos» que tanto daño han hecho a la situación mundial. Porque, lejos de mirarse el ombligo, Saló también dedica varias páginas a las políticas europeas y estadounidenses que han propiciado que la economía se vaya al garete, haciendo un especial hincapié en nuestra patria, que vive una enorme resaca generada por el crédito indiscriminado, la incapacidad de los medios de generar información de calidad y una absurda fiebre para construir no solo pisos, sino también enormes monumentos, obras de arte, «ciudades de» y chirimbolos que han costado la friolera de 14,5 millones e incluso algunos devoran en mantenimiento 300.000€ euros anuales.
Así que mejor no preguntarnos por qué estamos en crisis.
Eso sí, no esperéis un final feliz, porque ‘Simiocracia’ se despide con una profecía de lo más desagradable, pero (otra vez) basada en las consecuencias históricas de las grandes crisis. 8.