Después de nuestra tercera noche seguida dedicada a ver documentales sobre grupos disfuncionales (primero Metallica, luego Wilco, anoche ‘Loud Quiet Loud’, sobre los Pixies), nos despertamos con ganas de empezar a grabar los demás instrumentos. Dedicamos la mañana y el principio de la tarde a hacer los bajos de las siete que ya habíamos empezado, y antes de que anochezca Javi arranca con los teclados. La relación entre Paco y Javi a la hora de grabar se resume en «no a nada». “¿Piano o rhodes?”. “Mete los dos, y luego probamos un Vox a ver qué pasa”. “¿Sintes?”. “Venga, y espera que saco un vibráfono que va a ir guay”. Por un lado es muy divertido verlo, pero a la capa número quince de teclados, y viendo que el tiempo pasa, es inevitable ponerse algo nervioso.
Paco cree que el single debería ser ‘Baile letal 3’, frente a ‘Orfidal y caballero’, que era la idea que traíamos de casa. Y nos tiene convencidos. Es una canción muy disco, muy 70’s, que tiene la única letra que se aleja un poco más del realismo en el disco. Trata sobre una batalla de bailes en la que un chico compite contra los antiguos novios de una chica a la que quiere conquistar (“¿He oído Scott Pilgrim?” dice Javi). A medida que el concurso avanza y que el juez va eliminando contrincantes, el chico se da cuenta de que tanto él como los demás no compiten por la chica en realidad, sino por amor al baile. Se me ocurrió que a veces la seducción es un fin en sí mismo, que nos interesa más el juego que la persona a la que queremos seducir. Y me hizo gracia hablar de ello.
La parte mala del día es que Javi se tendrá que ir de la grabación antes de lo previsto, porque le ha salido trabajo en Madrid. Esto nos obliga a cambiar mucho los planes, y a empezar a grabar sus cosas en serie, lo que es mucho más aburrido que ir canción a canción, pero nos alegramos por él y no deja de ser una buena noticia, teniendo en cuenta que de un grupo de siete personas, a final de este mes cinco de ellas estarán en paro.