John Grant / Pale Green Ghosts

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John Grant / Pale Green Ghosts

Si no fuera porque gracias a sus conciertos en nuestro país, esos en los que termina dándole la risa a partir de una canción que no tiene ninguna gracia, sabemos a John Grant una persona -al menos en lo artístico- honesta, sencilla y de decisiones naturales y nada arrogantes, pensaría que ha hecho este extraño ‘Pale Green Ghosts’ sólo para demostrar al mundo que puede merendarse una canción tanto de corte clásico como electrónico cuando quiera. La belleza contenida en el complejo, sorprendente y siniestro adelanto ‘Pale Green Ghosts‘ es exactamente la misma que la de temas como ‘GMF’ o ‘I Hate This Town’, que sí nos remiten a aquel debut post-Czars, ‘Queen of Denmark‘, que le sirvió para conquistar tantos corazones en el mundo cantautor e independiente. Es como si Grant nos quisiera decir que el entorno da igual, que lo que aquí importa es él: su voz, sus letras y su personalidad dispuesta a mostrarse tal cual, completamente desnuda, como si no tuviera nada que temer en el mundo después de haber pasado por tantas penurias (el artista ha sufrido la homofobia, la adicción a las drogas y recientemente ha reconocido sobre el escenario, en un show junto a Hercules & Love Affair, que es seropositivo).

‘Pale Green Ghosts’ podría ser otro sangrante álbum hecho a modo de terapia como tantos a lo largo de la historia, alimentado por las historias de desamor que han venido atormentando a John Grant durante los últimos años. Pero de nuevo ha querido dar un paso más allá, como él mismo dice, introduciendo «el humor, el saber reírte de ti mismo» porque «es lo que te ayuda a salir adelante», y crear una obra «que ayude a soportar la vida». Son tristes las historias de rechazo que contienen temas como ‘It Doesn’t Matter To Him’ y ‘Why Don’t You Love Me Anymore’, como duros los reproches de ‘You Don’t Have To’. De hecho, aparte de desahogar su rencor, también llega a echar porquería sobre sí mismo en la letra de ‘GMF’, en la que se define como el «mayor cabrón» (el título es un acrónimo de «greatest motherfucker»).

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Sin embargo, a menudo estas canciones están aderezadas con pequeñas gracietas que consiguen sacar una sonrisa al oyente cuando menos se lo espera. En esta última, lo logra el simple hecho de mencionar un porcentaje («no olvides que podrías estar riéndote un 65% más del tiempo», propone), mientras que en otras, como sucede en ‘Black Belt’, el tono irónico inunda toda la canción, con burla incluida de la ropa regalada del destinatario y de ese «cinturón negro en mierda» (suponemos BS un hermoso «bullshit»). A veces las letras son un poco naíf y esas apariciones de Woody Allen en ‘Why Don’t You Love Me Anymore’ o de Ernest Borgnine en un tema llamado así, ‘Ernest Borgnine’, resultan algo forzadas. Pero por eso hace especial ilusión que una gran experta en recibir críticas por ser demasiado naíf y por ir por libre, como Sinéad O’Connor, sea la segunda artista invitada más importante del álbum, aportando su preciosa voz como corista hasta en cuatro temas, después de haber versionado ‘Queen of Denmark’ para su disco del año pasado.

¿Quién es el artista invitado más importante del álbum? Aunque es discutible, quizá deberíamos dar ese mérito a Birgir Thórarinsson de GusGus y su cacharrería electrónica. No es este un álbum que se resienta de cierta falta de norte o coherencia, por varias razones. La primera es que los instrumentos analógicos y los sintetizadores están perfectamente integrados en canciones como ‘It Doesn’t Matter To Him’; la segunda es que John Grant no es un adolescente que tenga demasisado que demostrar: su larga trayectoria musical desde los 90 y lo fanático que ha sido siempre de los 80 avalan a estas alturas (casi) cualquiera de sus decisiones artísticas. Y la tercera y principal es que las programaciones de GusGus resultan muy adecuadas para la hondura de estas canciones. Y no es que nos sorprenda mucho dada la calidad de álbumes como ‘Arabian Horse‘.

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Así, aunque con canciones mejores (varias de las mejores de lo que va de año) y peores (‘Vietnam’ y ‘Ernest Borgnine’, a pesar de su saxo, no están entre mis favoritas), ‘Pale Green Ghosts’ se libra de la monotonía gracias a esos toques electrónicos que no eximen a las composiciones de su emoción sino todo lo contrario, y que además dejan curiosidades bailables como ese ‘Sensitive New Age Guy’, dedicado a una persona cercana que se quitó la vida recientemente. Es un álbum extraño, sí, pero tan lleno de aristas y fondos ocultos que engatusa y resulta irresistible.

Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘GMF’, ‘Pale Green Ghosts’, ‘Black Belt’, ‘It Doesn’t Matter To Him’
Te gustará si te gustan: tanto Rufus Wainwright como GusGus
Escúchalo: Deezer.

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