Del mismo modo que no hay campo sin grillo ni hortera sin amarillo, tampoco hay periodo vacacional sin su película infantil con la que mantener durante unas horas a las bestias calmadas. Propuestas animadas que acostumbran a hacer guiños al público más adulto que por obligación, e incluso por gusto, compra entrada sin saber que, al menos en esta ocasión, no siempre hay lugar para ellos en la historia.
Que sí, que los más pequeños se lo pasarán de miedo con ‘Los Croods’, pero viendo el resultado final de esta prehistórica aventura es imposible no pensar cuánto podría haber dado de sí su argumento si en Dreamworks Animation hubiesen dejado a su director Chris Sanders, autor de ‘Lilo & Stitch’, total libertad para llevar a un nivel superior el material que tenía entre manos. Y es que en el mundo de los dibujos animados hay decenas de historias de padres sobreprotectores que se niegan a dar libertad a sus indefensos vástagos. Algunas, como ‘Buscando a Nemo’, resultaron brillantes por saber conectar con nuestras emociones más primarias. Otras, como ‘Brave’, fallidas. Pero ambas intentaron ir más allá, y eso es lo que aquí se echa en falta.
En cualquier caso resulta evidente que la intención de los responsables de este filme era, más que trascender, encontrar una digna sucesora a la saga ‘Ice Age’, que después de cuatro entregas empieza a agotar su fórmula. Mejor dicho, a sus personajes, que comienzan a ser todavía más parodia de lo que en principio eran.
Es ahí donde gana enteros ‘Los Croods’, que presenta a una asustadiza familia de cavernícolas obligada a enfrentarse a un mundo cambiante con la que resulta muy fácil empatizar, en parte gracias a la excelente labor de sus dobladores (en versión original suenan las voces de gente como Emma Stone, Nicolas Cage, Ryan Reynolds), en parte a la de los artistas que trabajan en la película. Animadores que han dado profundidad a un mundo de diseño libre que recuerda a la naturaleza vista en ‘Avatar’ pero que a diferencia de Pandora, aquí sí resulta creíble. Lástima que el guión, repleto de gags que abusan del golpe, de situaciones cómicas mil veces vistas y de comportamientos que se quedan en la superficie, no esté a la altura. 5,5.