‘No soy Sidney Poitier’: ¿Ser o no ser?

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‘No soy Sidney Poitier’: ¿Ser o no ser?

¿Se puede construir la identidad a través de su negación? ¿Existe alguna diferencia entre lo que somos y lo que negamos ser? Alrededor de estas preguntas se elabora la trama de ‘No soy Sidney Poitier’ (Blackie Books), el segundo libro de Percival Everett publicado en España (el primero fue ‘X’, también editado por Blackie Books).

‘No soy Sidney Poitier’ es algo así como una novela picaresca posmoderna que recorre los escenarios y argumentos de las películas del actor Sidney Poitier. El protagonista es un hombre que se parece a Sidney Poitier, se apellida Poitier y se llama No soy Sidney. Un hombre negro, alto, guapo y muy rico que, después de vivir un tiempo con Ted Turner y su esposa Jane Fonda, y de asistir a clases de “filosofía del absurdo” impartidas por el propio Percival Everett (el personaje “meta” menos conseguido del libro), decide cruzar Estados Unidos viajando, a su pesar, por lugares muy parecidos a los de los filmes más emblemáticos del actor: ‘Fugitivos’ (1958), ‘Los lirios del valle’ (1963), ‘Adivina quién viene esta noche’ (1967) o ‘En el calor de la noche’ (1967). Una América posracial que acaba resultando más racista de lo que a los votantes de Obama les gustaría.

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Everett utiliza el humor agudo e irreverente como una manera de enfrentarse a la realidad, al mundo. La novela empieza casi como un monólogo de Gila (“nací al cabo de dos años de una gestación histérica”), y continúa, en un tronchante primer capítulo (el mejor de la novela), como una gozosa celebración del humor absurdo. Entre felaciones y exhibiciones de superpoderes hipnóticos (“fesmerismo”), el autor demuestra un extraordinario dominio de las herramientas de la literatura cómica. Luego, una vez que, como Don Quijote, el protagonista decide salir en busca de aventuras por el profundo sur, lo absurdo se convierte en sátira. Una burla lúcida y feroz sobre las tensiones raciales en los Estados Unidos.

Y así, entre aventura y desventura, mientras No soy Sidney busca su identidad y lucha contra los prejuicios raciales (impagable esa parodia de ‘Adivina quién viene esta noche’ donde un matrimonio de negros republicanos echan en cara al protagonista el ser “demasiado” negro), el autor nos regala reflexiones tan divertidas e ingeniosas como esta: “¿Cómo es posible que, después de que todas las balas le han rebotado en el pecho, Supermán se agache cuando el malo le tira la pistola vacía?” 7,9.

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