“Me da permiso de que esté con Corina”. Así de correcto, aunque no en lo gramatical, le pidió Pascual a su futuro suegro permiso para salir con su hija después de que ella le eligiera como ganador de ‘Un príncipe para Corina’. Es curioso cómo en apenas nueve semanas un buen programa consigue hacerte creer que te quedas huérfano cuando acaba. Cómo nueve entregas han sido suficientes para sentir que ahora que todo termina: la vida sin Corina y sus pretendientes ya no tiene sentido.
Por eso, ahora que el exquisito cadáver está todavía caliente, no vamos a consentir que haya agoreros que califiquen este reality como telebasura, ya que ninguna de las dos etiquetas hace justicia a lo conseguido por Cuatro con este programa.
Y es que es digno de aplauso que pudiendo haberlo hecho (ya dijimos en nuestra crónica del comienzo que en manos de otra cadena esto podría haber sido un tostonazo épico), ‘Un príncipe para Corina’ haya evitado caer en la tentación de convertirnos en amebas lobotomizadas para, en su lugar, hacernos partícipes de una auténtica sitcom disfrazada de realidad en la que a falta de guión (al menos de guión tal y como lo entendemos en su acepción más clásica), el montaje, tanto de imagen como de música, lo ha sido todo para convertir a su cásting en verdaderas estrellas.
Eso sí, somos muy conscientes de que esto es tele y que lo que hoy nos fascina podríamos olvidarlo en menos de un mes. No sería la primera vez. Y precisamente por eso, para hacer justicia a los logros de esta genial búsqueda del príncipe azul, nos despedimos de sus participantes con diez momentos que convirtieron a este programa en el único motivo por el que merecía la pena levantarnos los lunes. De momento ya nos han confirmado que habrá continuación…
10. El plantón de Guillermo. Suena fatal, pero muy humano, eso de reírse de las desgracias ajenas. No vamos a luchar contra nuestra propia naturaleza, de ahí que a pesar de que las calabazas que han dado Corina y sus consejeros durante el programa han sido de lo más variadas (e incluso reversibles, como intentó Brian), ninguna ha sido tan disfrutable y cruel como la recibida por Guille en Roma. Quedarse ahí sentado en las escaleras de la Plaza de España mirando hacia atrás por si su amada aparecía era lo menos que se merecía después de una cita en la que sugirió imitar la escena de los espaguettis de ‘La Dama y el Vagabundo’. Verle pidiendo un abrazo a su redactor, la guinda perfecta.
9. El vampiro profeta. No vamos a negar que el día que reapareció en el programa tras su merecida expulsión nos hizo creer que los responsables no confiaban en el material que tenían entre manos y que recurrían a este comodín desesperados para intentar que Corina no se fuera a pique. Al fin y al cabo, ¿qué más podía aportar un personaje que alcanzó su cima afirmando que lo mismo te hacía de una falda un pantalón que de un pantalón una falda? Pues nada más y nada menos que pruebas de que además de vampiro, también es vidente. ¿O a santo de qué se reconoció fan incondicional de OBK días antes de que el grupo anunciara su regreso?
8. Las explicaciones de Alvarito. El pequeño rapero no triunfará con su música, aunque si la de ‘Ponte el cinturón’ llegó a colar su canción en un disco todo sería cuestión de encontrarle un buen productor al muchacho. Ahora, que como historiador no tiene precio, y sólo por verle inventarse el origen de cosas tan absurdas como el porqué de que sean las mujeres las que suelen hacer las tareas del hogar con la banda sonora de ‘El Señor de los Anillos’ de fondo ya se justifica su presencia. Que le encarguen un libro ya, que puestos a tragarnos revisiones históricas, mejor las suyas que no las de gente como César Vidal y demás calaña, que aunque igual de disparatadas, en realidad no tienen ni puta gracia.
7. Yong Li. Más allá de que caiga bien o mal (yo me incluyo en el primer grupo) es evidente que este chino vasco ha sido una de las revelaciones del programa. Frases como “Soy más de morenas” cuando Corina le dio las calabazas o “Desde que fui al programa he descubierto una página porno nueva” le han convertido en un héroe que, a falta de princesa, igual tiene suerte y se lo monta con su hermana, que es la que realmente mola. Bueno, eso si le deja el padre de la muchacha, que después de lo que le dijo en el diván creyendo que era un psicólogo, cualquiera deja nada en sus manos.
6. El padre de Capitán América. En uno de los episodios Corina pedía conocer a los familiares de sus pretendientes, y entre la fauna que llegó a la isla (¡esa novia de Pau!) descubrimos a un caballero que se merecía estar en el programa en lugar de su hijo, nerd que a pesar de llegar a la final, se queda en nada comparado con su progenitor. Nos referimos al padre de Capitán América, una suerte de Luis Escobar que pedía a la madre de Dieguito que le diera un masaje de china con final feliz. Por cinco euros. Así de directo.
5. Las copas de Corina. Ella asegura en una entrevista en Vertele que no entiende por qué la gente se empeña en decir que bebe mucho, pero lo cierto es que la chiquilla ha aparecido con una copita de vino en la mano, cuando no directamente bebiendo a morro de una botella, más de lo normal. En su lugar, teniendo que aguantar citas con personajes como Pau y sus monólogos, todos haríamos lo mismo. Aquí hay que reconocer que el más listo fue Borja, que se la llevó de cita a una bodega a ver si entre los caldos y su mirada de «trigre» conseguía conquistarla. Pero ni con esas.
4. Nahir, la hermana de Corina. Nada más anunciarse que habrá continuación, no son pocos los que pedían por Twitter que la protagonista del cuento fuera esta vez Nahir, la hermana de la princesa, a la que acusan de ser mucho más interesante y divertida y, por lo tanto, merecer más protagonismo. Sin estar realmente de acuerdo (¿hasta qué punto podemos creernos su empeño en defender a los más desvalidos?), lo cierto es que haciendo balance por lo que importa, las risas que nos hemos echado a su costa, hay que darles la razón. Sobre todo gracias a todas las conversaciones que ha mantenido con los pretendientes y que en la sala de montaje han quedado reducidas a onomatopeyas sin que pierdan una pizca de intención.
3. Los mundos de Luis. Que levante la mano quien no haya empezado el programa pensando que este muchacho era un pijo del monton al que odiar, y ha acabado insultando a Corina por echarle antes que al listo de Jorge y no dejarnos disfrutar de él en la final tras darle una cita que habría derretido a cualquiera. Injusticia para un tío que por físico se merecía estar en el grupo de los guapos pero acabó en el grupo de los únicos para nuestro regocijo, ya que fue allí donde desarrolló sus dotes de cómico involuntario comentando el programa con ese alter ego de Joaquín Reyes llamado Brian de la Vega y, en el capítulo final, con Alvarito. En solitario tampoco lo hacía mal, por cierto. Su momento “¿Han echado a Pau”? definió al personaje en apenas cuatro palabras.
2. ¿Diego, Pascual? ¿Pascual, Diego? Desde el principio estaba claro que la lucha final la protagonizarían el canario y el gaditano, los únicos que consiguieron robar un beso a Corina en todo el programa. Tan iguales era que la pobre Corina no se aclaró hasta el final de quién sería el candidato elegido. La entendemos, entre la carta de amor de Pascual y los escritos en el diario de Diego, tampoco sabríamos qué tirar a la basura primero. En cualquier caso, reconozcamos a esta pareja el mérito de haberse puesto en plan Angelina Jolie y Jennifer Anistons consiguiendo dividir a la audiencia entre Team Diego y Team Pascu.
1. ¿No entra? ¡Sí entra! No puede decirse que haya sido el momento más mítico del programa, pero desde luego sí que resume a la perfección lo que hemos sentido muchos estas ocho semanas. Nos referimos al final de esta entrega en la que después de humillar a Dieguito dándole un zapato que no era de su talla, se ofrecía a Pascual que le probara uno que, en teoría, sí era de su número. Una secuencia que además resume lo que esperamos que haya sido la tónica de la relación entre Pascual y Corina. ¿Cómo va a ir mal un amor que se confirma con la frase “¿No entra? ¡Sí entra!».