Dani Martín / Dani Martín

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Dani Martín / Dani Martín

danimartinDani Martín se ha revelado en los últimos años como un inesperado polemista en torno a la escena independiente. En algunas cosas tenía razón, como cuando hablaba de lo difuminado del concepto de lo «indie» cuando Los Planetas editan desde (casi) siempre en una multinacional, en concreto la misma que él; y en otras, se le veía hecho un auténtico lío, como cuando afirmaba que «ser indie es pose y hacer discos que suenan mal», matizando después: «me encanta lo que es de verdad y no la pose».

Era complicado intentar adivinar a quién se refería con lo de «la pose»: ¿a artistas de imagen desbordante tipo Vinila von Bismark? ¿a grupos que se autoproducen tipo Odio París? ¿a grupos a los que sí llaman para encabezar festivales a lo Vetusta Morla a diferencia de lo que le pasa a él? ¿a grupos con una actitud tan sobria ante los medios de comunicación y el público como Delorean? ¿Qué pose puede ser esa? El ex líder de El Canto del Loco abría -sí- un debate interesante, pero lo hacía de forma superficial y algo dañina, en tanto que con su voz y de un plumazo arrastraba a cientos de miles de fans que se desinteresaban instantáneamente por una escena nacional falta de atención mediática, que no perjudica a nadie dada su falta de presencia en radios, y en la que hay que ser muy cafre para creer que no se hace nada interesante, aunque sólo sea por lo variado de lo que contiene.

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Esta reflexión no es gratuita años después, por mucho que fuera él mismo quien pidiera a los «indies» que escucharan sus discos. La noticia es que Dani Martín ha incluido en su segundo álbum en solitario un tema llamado ‘Estrella del rock’ en el que vuelve sobre estas cuestiones, ironizando: «Desde pequeño quise ser una estrella del rock / Pero la vida me dejó solo cantante de pop / Romper televisores y beber mucho ron / Y una familia desestructurada por intoxicación / Todo eso es necesario para ser dios del rock / Y tener una gran crítica en la Rolling Stone», dice antes de concluir que «no quiere ir de auténtico» y que «a los cuatro entendidos no les gusta que venda discos» por ser como es.

Aunque graciosa, por la aparente despreocupación con que se enfrenta a la polémica, y hasta medio entrañable por ocultar un inequívoco complejo de inferioridad, Dani Martín vuelve a esquivar en la canción la verdadera cuestión: que sus discos no gusten a cierto sector del público porque no está madurando -por poner otro ejemplo mainstream y fan de los Rolling- con la elegancia de un Coque Malla. Con irse a Los Ángeles para grabar «bien» con la banda de Paul McCartney (Abe Laboriel Jr. (batería, percusión), Rusty Anderson (guitarra) y Brian Ray (bajo)), mezclar en Nueva York en el estudio que fue de Jimi Hendrix, y masterizar con Bob Ludwig (Led Zeppelin, Nirvana, The Who, Madonna) no basta. Sus producciones siguen sonando anacrónicas y añejas, al pop-rock español facilón y radioformulero que lleva mirándose a sí mismo desde los años 90, ignorando todo lo demás, lo que ha incluido la reinvención de la canción clásica, melódica y la de autor (la portada parece ir por ahí, la música no). ¿Recordáis aquellas guitarras eléctricas que aparecían en las bellas canciones del debut de Ella baila sola sin venir a cuento? Lo mismo sucede aún en este disco homónimo de Dani Martín que, cuando no tira de ellas, suele ser para recurrir a la reflexión social populista y optimista o a la balada más bobalicona e impropia de un tiarrón de 36 años: ‘Qué bonita la vida’ es prima hermana de ‘Bailar pegados’ aunque mucho peor, quizá como aviso de que su audiencia se parecerá cada vez más a la de Sergio Dalma.

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Como él dice, su próximo disco no será de electrónica, ni esperábamos que este lo fuera, pero tampoco tenía por qué destrozarse un reggae como ‘Caramelos’ con un recurso tan tonto como grabar «besos» de verdad sobre una letra que incluye la palabra «besos» o por qué disfrazar de evolución un tema llamado ‘El puntito’ con… ¿un rap? Los ‘Beatles y los Stones’ son mencionados para nada en el largo tema final, y apenas se salvarían el dúo con Joaquín Sabina, una ranchera con el esperable punto canalla (‘Por las venas’), y ‘Un millón de luces’, con un buen estribillo que no decepcionará a los fans de El Canto del Loco. ¿Lo mejor? La portada. Me encanta el logo de Columbia.

Calificación: 3,8/10
Lo mejor: ‘Un millón de luces’, ‘Por las venas’, ‘Estrella del rock’, ‘Cero’
Te gustará si te gusta: Dani Martín, Dani Martín, Dani Martín
Escúchalo: Deezer

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