No podrá decir lo mismo James Mercer porque sería muy feo para The Shins, pero Brian Burton «Danger Mouse» ya considera Broken Bells su proyecto principal, lo cual no está mal para alguien que se ha involucrado en Gnarls Barkley (quizá Cee Lo Green ya vuele mejor solo tras el pelotazo de ‘Fuck You‘) o ha estado pasando el rato produciendo a gente tan desconocida como U2. Su dedicación se nota en el segundo álbum de este proyecto, ‘After The Disco’, que llega cuatro años después de un debut homónimo que, como mínimo, dejó una de las mejores canciones de 2010, ‘The High Road’.
Ya entonces, junto a temas más graves, encontrábamos algún coqueteo disco como el de ‘The Ghost Inside’ pero las nuevas canciones van un paso más allá y los singles son absolutamente redondos, acompañados además de un delicioso soporte visual. Las historias marcianas de sus videoclips son idóneas para sintes cósmicos y espaciales como los que encontramos en la apertura paradójicamente titulada ‘Perfect World’, los Bee Gees se asoman tranquilos por el contagioso estribillo de ‘Holding On For Life‘ mientras el tema titular es otro acierto estético y técnico que te convence sobre los beneficios del estilo: «después del disco todo el brillo se apagó», dice.
El segundo álbum de Broken Bells es más divertido y menos lánguido que su debut, si bien lo primero no sé si será un cumplido, pues ellos han querido hacer un «disco triste» que no les suena a música disco en absoluto (de ahí el título y cierto aroma tristón). Esa melancolía pueden transmitirla baladones western como ‘Leave It Alone’ o las melodías, pero ‘Holding On For Life’ no tanto, por mucho que su letra hable sobre una mujer en una esquina, esperando a su hombre, tratando de parecer mayor y menos miserable, encendiéndose un cigarro. Cosas de los géneros musicales. Y es que ‘Control’, que podría haber sido una lenta medio inspirada en ‘Angie’ de los Rolling Stones, evoluciona hacia un estribillo setentero casi eurovisivo y un final -de nuevo- fiestero lleno de soul y purpurina.
La segunda parte del álbum nunca pierde la atención pero tampoco llega a apuntar tan alto. Ahora que Geoff Barrow no nos oye ‘The Angel and The Fool’ podríamos asociarla al trip-hop, mientras ‘Lazy Wonderland’, con el sonido de los R.E.M. entre siglo y siglo, podría ser una suerte de villancico entonado por U2 (ese «laughing all the way»). Se mantienen los sintetizadores excitantes (Brian insiste en que sólo ha utilizado «dos, como mucho tres» en todo el disco), los arreglos vistosos (‘No Matter What You’re Told’) y alguna guitarra eléctrica controlada (‘The Remains of Rock’N Roll’), pero los singles están muy claros. Es lo único medio malo que se puede decir de una banda que suena más compacta que otras que no se consideran un «proyecto paralelo».
Calificación: 7,7/10
Lo mejor: ‘After the Disco’, ‘Holding On For Life’, ‘Control’, ‘Perfect World’
Te gustará si te gustan: Bee Gees, Gnarls Barkley, ‘AM’ de Arctic Monkeys
Escúchalo: en Mondo Sonoro