‘Mad Men’, todo cambia para que todo siga igual

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‘Mad Men’, todo cambia para que todo siga igual

mad-menfull‘Mad Men’ ha vuelto más soprana que nunca. Su sexta temporada retrataba la decadencia de los sesenta de una forma exasperante y lo hacía desde muchos prismas: la adolescencia rebelde reflejada en Sally Draper, la aparición y consumo normalizado de drogas psicodélicas (memorable la escena de Ken Cosgrove marcándose un Fred Astaire), la frustración que genera sentirse fuera de lugar en una generación mucho más libre (Roger Sterling) y la caída definitiva del protagonista Don Draper (si es que esta sigue siendo solo su serie).

Esperaba esta nueva temporada como un niño a los Reyes Magos, la pretemporada fue un calentamiento social que pasó por juegos de chupitos con ejemplos inagotables hasta porras sobre quien morirá. La audiencia de ‘Time Zones’, el primero de los catorce capítulos que le quedan a ‘Mad Men’, ha sufrido en cambio un bajón considerable respecto al año pasado (2,3 millones frente a los 3,4 de 2013) pero eso no significa que el episodio no estuviera a la altura. Uno de sus aciertos ha sido su duración, 45 minutos, olvidando así la norma aplicada en los dos inicios de temporada anteriores (capítulos dobles que para mi gusto acababan cojeando), pero no ha sido el único.

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La premisa de ‘Time Zones’, y la que supongo que Matthew Weiner y los suyos cultivarán hasta el final será la de “todo cambia para que todo siga igual”. Joan Harris, a pesar de su presencia, sigue siendo vista como eso, una presencia con senos a pesar de sus esfuerzos por destacar en un mundo que sigue siendo tan machista como cuando empezó la serie en 1960. Poco importa que la Segunda Ola Feminista ya lleve casi una década en activo, y si no que se lo pregunten a Peggy Olson. Cuando la vemos como una mujer liberada y alejada -dentro de lo que podía- de la opresión, vemos que sufre por amor y también es ignorada por sus compañeros de trabajo.

En las oficinas de Madison Avenue se mantienen problemas comunes como las relaciones con cuentas publicitarias o la espiral de estrés en la que permanecen los creativos, donde LA IDEA no termina de llegar. Ken Cosgrove está más acelerado que nunca. ¿Y Don Draper? Parece que en ‘Mad Men’ hay vida más allá de él. Ahora, trabaja como negro para un viejo conocido, Fred Rumsen, que por lo visto es readmitido en SC&P y pone cara a las ideas del ya ex creativo de la empresa. La serie de Don ya no es suya, al menos para quien escribe estas líneas. Sus flirteos han dejado de ser una novedad y más bien pasan por aburrir y resultar prescindibles en una trama que luce apocalíptica, donde ya se prevé un principio del fin y en la que la oscuridad expuesta en las imágenes se antoja como una metáfora de lo que podría ser el final de las historias de la agencia de publicidad más conocida de la televisión.

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