El pasado verano hablábamos del debut de los noruegos Young Dreams, ‘Between Places’, cuyo refrescante y luminoso sonido comparábamos con el «primer chapuzón del año». Con motivo de su paso por España, el líder de esta numerosa banda, Matias Tellez, nos contesta por correo a algunas preguntas sobre su pasión por la música clásica, su ajetreado método de composición o el segundo álbum del grupo, ya en camino.
Sois de una ciudad tan pequeña y fría como Bergen, pero vuestra música en realidad aspira a grandes cosas. ¿Existe alguna relación, aunque dicotómica, entre vuestra música y el lugar de donde provenís?
He reflexionado sobre ello con anterioridad. Primero pensé que debía tratarse de alguna especie de anhelo por un clima más cálido y amable. «Si no hay sol, haz sol», algo así, pero simplemente creo que en aquel momento quise hacer algo luminoso, y que hubiera hecho el mismo disco de haberme encontrado en un país más cálido. Sin embargo, vivir en una ciudad donde llueve todo el rato hace que te quedes mucho en casa, así que hay bastante tiempo para hacer música con muchas capas, arreglos y una gran producción.
Squarepusher y Flying Lotus tienen material realmente bueno, no puedo meterlos en la misma frase que a Scooter
Abordáis en ‘Between Places’ un rico abanico de influencias: del pop de los 60 a la música clásica. De manera específica, habéis definido vuestro disco como «trance pop sinfónico», lo cual suena raro al principio, pero luego tiene todo el sentido del mundo. ¿Nacieron vuestras canciones de este concepto, o es algo que se os ocurrió después?
Fue el plan desde el principio: quise hacer algo que reuniera todo aquello que considero constituye «el ideal» en la música. Por ejemplo, me encanta la estética del pop de los 60 pero también del de muchas bandas sonoras de la época. En los 60 se experimentó mucho en composición, producción e instrumentación. Me encantan también las épocas tardías del romanticismo y expresionismo en la música clásica. Me gusta algo el barroco, como Bach, pero no soy muy fan del clasicismo vienés. Y me encantan los sintetizadores y toda la técnica de estudio moderna del tecno, house y trance, aunque a veces sea de dudoso gusto, como Scooter. [En esos estilos] domina un sonido de sintetizador muy potente en todo el espectro de frecuencias, lo cual es interesante. Squarepusher y Flying Lotus tienen material realmente bueno, no puedo meterlos en la misma frase que a Scooter [ríe].
El sonido de The Beach Boys sobrevuela por todo el disco, como en ‘Through the Turnstiles’. ¿Cuánto tiempo pasáis trabajando en vuestras armonías? Porque están muy bien hechas.
Depende de cuán grande sea el arreglo y de cuántas partes se componga, pero normalmente se arreglan y graban en un día.
Los de Brian Wilson suelen ser una influencia para un montón de grupos en la actualidad, pero la música clásica no tanto. En vuestro caso, sin embargo, los arreglos de cuerda son muy orquestales y por momentos, como en ‘Wounder Hearts Forever’, hasta algo Disney. ¿Os inspiran entonces compositores clásicos?
Como he dicho antes me gusta mucho el romanticismo tardío, gente como Rájmaninov y Grieg, pero también me gusta Stravinski y otros compositores del siglo XX. Me encanta Stravinski porque no se le puede catalogar. Fue muy innovador y experimentó con un montón de estructuras rítmicas. Realmente fue más allá de los límites y allanó el camino para buena parte de la música clásica moderna. Y sí, también me encanta el antiguo Disney, ahí me has pillado.
¿Es fácil trabajar como colectivo? ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de ser un grupo tan grande, tanto en estudio como en directo?
En verdad no trabajamos como colectivo. Yo escribo la música y los arreglos; a veces simplemente empiezo a escribir todas las secciones en MIDI, me grabo a mí mismo tocando la batería y de eso construyo la estructura de la canción. Entonces quedo con Njål para componer la parte de los teclados y grabarla encima. Después edito todo lo que hayamos hecho durante la sesión. Luego grabo una primera voz simplemente tarareando la melodía y quedo con Pablo y Marius en el estudio para grabar bajos y ritmos de verdad. Eso después se lo envío a Rune o a Chris para que escriban la letra. Cuando la letra está terminada me encuentro con uno de ellos en el estudio y grabamos la voz principal. A veces estamos los tres en el estudio grabando las armonías; a veces solo dos de nosotros y otras solo yo. Y si necesito alguna guitarra o cualquier otro instrumento llamo a uno de los chicos o a cualquier otro amigo para que se pase por el estudio.
Vuestras letras tienen un punto juvenil y escapista, igual que vuestro nombre. ¿Es la juventud el período de la vida sobre el que más merece la pena escribir?
Creo que merece la pena escribir sobre todos los momentos de la vida. En cuanto al nombre, sin embargo, «sueños jóvenes» no es algo que solo se tenga de joven. Una persona mayor también puede tener sueños jóvenes. Más que una edad, la juventud es un estado mental.
Me encanta Stravinski porque no se le puede catalogar. Precisamente la estructura de ‘The Girl’ es de su estilo
‘The Girl that Taught Me to Drink’ dura casi 11 minutos, algo inusual para un grupo pop hoy en día. La canción en sí es muy visual. ¿Fue ese el objetivo? Si pudieras comparar este álbum con un lugar, ¿cuál sería?
La intención de este tema fue que tuviera la estructura de una composición clásica. Empieza con una frase y durante la canción ésta varía hasta que regresa a su frase original. También quise que fuera algo así como un tema de house sinfónico compuesto por Steve Reich. Y hablando de Stravinski, precisamente la estructura de ‘The Girl’ es de su estilo, sobre todo la parte del medio. En cuanto al lugar, estaría entre Noruega, Rusia y Marte a través de la vista de un pájaro.
Hablando más en serio, ¿qué tal es trabajar para una discográfica? ¿Es Modular exactamente lo que buscabais?
No es que trabajemos para ellos; más bien, trabajamos juntos. Les enviamos música y si les gusta la publican. Por el momento les ha gustado nuestro material. Son buena gente. ¡Un saludo a mis colegas Glen, Pav y Patrick y a mi amiga Shelley!
Más de un año después de la publicación de ‘Between Places’, ¿tienen Young Dreams más canciones que compartir con el mundo? ¿Trabajáis ya en vuestro segundo disco? ¿Qué sonidos queréis explorar ahora?
Ya estamos trabajando duro en el segundo álbum. Probablemente saquemos un tema nuevo en verano. Estuve en Italia en febrero grabando cuerdas y a un coro de iglesia. Este disco será mi Sagrada Familia, ¡espero que no nos lleve casi 100 años terminarlo!
Estáis a punto de tocar en España. ¿Qué podemos esperar del directo de Young Dreams?
¡Tres canciones nuevas! Y agradables sensaciones veraniegas. Pablo no ha podido estar con nosotros esta vez porque ha de terminar la universidad, ¡y mi otro hermano Chris va a tener un hijo! Pero nos hemos traído a Feddi, que es uno de los 12 miembros originales del grupo, y a nuestro número dos Njål, un buen amigo con el que sustituir a nuestros otros hermanos.
Young Dreams presentarán ‘Between Places’ hoy 24 de abril en el Independance Club de Madrid y el 25 de abril en la Music Hall de Barcelona. Los conciertos forman parte de Budweiser Live Circuit y de la presentación de Bona Nit Barcelona.