‘11 de novembre‘ era una obra superlativa, que dejaba exhausto y ávido a la vez, tan llena de emoción y de rincones en los que quedarse un tiempo. Pero Sílvia Pérez Cruz es una trabajadora incansable y aun cuando estaba realizando la promoción de aquel álbum de debut (que, en realidad, ya llevaba en parte el sello de Raül Fernández Miró -Refree para los habituales del mundillo indie-) nos hablaba de la urgencia de empezar a trabajar en este disco de versiones que hoy es ‘granada’. En noviembre (precisamente) de 2012, explicaba sus ganas de entrar a grabar con Raül «algo muy rápido». Esa urgencia se ha transformado en un año y medio, básicamente porque ‘granada’ tuvo que ser grabado al completo hasta tres veces hasta que el dúo dio exactamente con lo que buscaba.
Lo que buscaban era un disco en formato dúo -«el dúo es el mejor formato que hay», se escucha a Sílvia decir significativamente al final de ‘Abril 74’, cuando su versión de Lluís Llach se funde con una antigua grabación casera de esa misma canción a cargo de los padres de Pérez Cruz- cuyo sonido tuviera entidad. Y la demora está plenamente justificada, a tenor de los resultados. Con ‘Despegando’, álbum publicado en 1977 por Enrique Morente junto a Pepe Habichuela, como referente espiritual y sonoro definitivo, Sílvia y Raül construyen una obra que trasciende los originales para crear algo no solo propio sino único, irrepetible. Y cierto es que, visto lo visto, ‘granada’ cobra otra dimensión (maravillosa) en su traslado al directo, pero eso no le resta el más mínimo ápice de valor. Y si, además, el gran público así lo reconoce, tanto mejor.
Este disco es, en esencia, un enfrentamiento, o una puesta en común, de las marcadas personalidades de los dos intérpretes y creadores, ella con su superlativa y versátil voz y él con su imaginativa pericia para las guitarras, educadas en backgrounds muy distintos que se reflejan en una selección absolutamente ecléctica. Dentro de esos patrones, no excesivamente sorprendentes, encontramos cortes de arreglos más estándares: ‘Acabou Chorare’ de Novos Baianos, ‘I Get Along Without You Very Well’, ‘Albert’ (un medley de canciones del álbum ‘Ho Sento Molt‘ de Albert Pla), ‘El cant dels ocells’ (adaptación country goth mediterráneo del clásico del compositor Pau Casals) o los dos lieders concatenados de Robert Schumann. Poco a poco descubrimos que se trata de oasis necesarios, estratégicamente ubicados en la secuenciación, a modo de respiro y equilibrio tras los momentos más poderosos y/o atrevidos.
Aunque en todo ‘granada’ (por cierto, bautizado así por los ambiguos significados de ese nombre, que remite tanto a la dulzura de la fruta como a lo explosivo de una bomba) tiene un papel fundamental y es lo que cohesiona un cancionero de orígenes tan variados, en determinados cortes la arquitectura sonora tiene un protagonismo fundamental. La percepción del espacio que aportan los ecos, los cuidados efectos aplicados a las guitarras y las voces, los muy puntuales arreglos… el sonido, en fin, se erige en un tercer intérprete que convierte este disco en algo fuera de lo común. Los efectos que evocan al terremoto que vivió Violeta Parra en la ciudad de Puerto Montt en 1960 (que en directo cobran una nueva dimensión con la iluminación), la desnudez de ‘Hymne à L’Amour’ (solo rebajada por una trompa hacia su final) que traslada el clásico de Édith Piaf a terrenos que solo estaban (hasta ahora) al alcance de Jeff Buckley, la transformación noise-jazz que hace de ‘Carabelas nada’ (de Fito Páez) una canción totalmente nueva, los breves tangos por la vía de Neil Young en ‘Que me van aniquilando’, el fabuloso lamento de ‘Corrandes d’exili’ (una de las primeras canciones que Sílvia y Raül hicieron juntos y que simboliza su singular unión artística)… todos esos momentos trasladan toda la emoción a la epidermis y hacen de este álbum algo mucho más grande que los discos de versiones al uso.
Y, aún, queda espacio para otras cotas, esas que alcanzan tres cortes superlativos que diría están fuera del alcance de la gran mayoría de artistas vivos (mucho menos tan jóvenes) de cualquier nacionalidad. Parecía improbable que el exquisito folk preciosista de la escuela de Nick Drake que Maria del Mar Bonet exhibió en la preciosísima ‘Mercé‘ pudiera convertirse en una dolorosa y afilada balada en la que la voz de Sílvia llega a alturas alucinantes. Parecía improbable que nadie pudiera dotar a ‘Pequeño Vals Vienés’, una obra cumbre de la música que unió a tres talentos universales, de la dimensión sobrenatural que alcanzaba la versión de Enrique Morente, pero este par lo consigue. Y, para terminar, parecía improbable que el maestro Morente pudiera tener en dos artistas catalanes de orígenes musicales tan distintos a dos de los mejores valedores de su espíritu y esencia de búsqueda y transgresión de géneros, desde el absoluto respeto a los clásicos, ejemplificada en esta ‘Compañero (Elegía a Ramón Sijé)‘ (contenida en el ya mencionado ‘Despegando’) que cierra el álbum con grandeza.
Calificación: 8,6/10
Lo mejor: ‘Compañero (Elegía a Ramón Sijé)’, ‘Mercé’, ‘Pequeño Vals Vienés’, ‘Hymne A L’Amour’
Te gustará si te gustan: los artistas capaces de imponer su personalidad a géneros y referentes.
Escúchalo: Deezer