El Ayuntamiento de Madrid, con la ínclita Ana Botella a la cabeza, ha presentado recientemente su plan para convertir los bajos de Azca y la Avenida de Brasil en una Zona Acústica de Protección Especial, también conocida como ZPAE. La medida responde a una sentencia del Tribunal Superior de Justicia que obligaba al Ayuntamiento a solventar el exceso de ruido que se producía exclusivamente en los bajos de Azca.
Construidos en los años ’60, los bajos de Azca son un entramado de pasos subterráneos que se extienden bajo gran parte de la zona financiera de la ciudad. Antaño repletos de negocios pertenecientes al sector terciario y ahora en práctico desuso (el modelo de ciudad subterránea está, desde hace muchos años, en franca decadencia), los locales han sufrido una bajada de los alquileres, lo que en palabras de la asociación Noche Madrid, ha generado «guetos de ocio».
El Ayuntamiento, no obstante, ha decidido cortar por lo sano, incluyendo en su plan la zona contigua de la Avenida de Brasil. Sorprendente que una zona como esta, de amplios bulevares, pase a catalogarse como Zona de Protección Acústica Especial, cuando hace años que no existe el botellón (lo que provocaba quejas de los vecinos), ya no soporta tanta afluencia de público (especialmente desde que desaparecieron la mayor parte de locales de ocio de Torre Europa) y prácticamente carece de tráfico rodado (la mayor parte de esos bulevares son, precisamente, parques y jardines).
No ha sido esto suficiente para detener al Consistorio, que planea una remodelación completa de la zona, sufragada con dinero privado perteneciente a El Corte Inglés, Sacyr y Metrovacesa, entre otros. Ellos correrán con el coste de las obras, y en el tramo se instalarán pantallas gigantes (la contaminación lumínica se ve que no es un problema) y estatuas con la intención de crear un museo al aire libre. El Ayuntamiento se encargará de revisar cada licencia con lupa, y de cerrar taxativamente los locales que no cumplan la normativa escrupulosamente. El País ha concluido que «cualquier motivo será bueno para cerrarlos».
Los empresarios de la zona de Avenida de Brasil se han levantado en armas, intentando diferenciarse de la zona de Azca. Destaca que de los 75 establecimientos que existen, menos del 30% se dedica al horario nocturno, y la mayor parte trabajan con clientela del barrio, puesto que hace años que la zona no es un foco de ocio nocturno. Hugo García, Coordinador de Comunicación del Grupo Moby Dick, sala en la que este mes han actuado Cosmen Adelaida y Ornamento y delito y donde el mes que viene tendrá lugar el show de Lissie, opina que esta no es «sino otra medida del Ayuntamiento de Madrid puramente electoralista e hipócrita. Parece que se han propuesto como objetivo último acabar con la vida nocturna, aunque con ello aumente el desempleo y Madrid pierda atractivo turístico».
Hugo asegura también que «basta darse una vuelta cualquier día, incluso sábados noche, para darse cuenta del bajón que ha sufrido esta zona» y no entiende que, por otro lado, el Ayuntamiento haya licitado la adjudicación de una terraza velador en la zona, al estilo de los que hay en las plazas Soledad Torres Acosta o Vázquez de Mella. Asimismo, se extraña de que la zona del Estadio Santiago Bernabéu haya quedado fuera de este plan, cuando genera saturación de tráfico, botellón y ruido varias veces al mes cuando se celebran los preceptivos acontecimientos deportivos.