Desconocemos aún los datos de audiencia de la final de ‘Top Chef’ de esta noche, pero los anticipamos muy buenos. El programa ha sabido crecerse durante toda la segunda edición, lo que provocaba el anuncio de una vuelta de Chicote por tercer año consecutivo y por todo lo alto.
Y en esa vuelta, si hay algo contra lo que tendrá que seguir luchando ‘Top Chef’ es contra su némesis, ‘Masterchef’. Ambos han sido fuente de comparaciones hasta la extenuación, puesto que se trata de programas semejantes entre sí: ambos reúnen a un montón de desconocidos que, a bote pronto, se lanzan a los fogones de una cocina para demostrar su valía y alcanzar así el dinero y la fama.
Pero si hay algo que destaca poderosamente en esta segunda etapa de ‘Top Chef’ ha sido el terreno que le ha ganado a su competidor. La cadena estatal supo jugar en un primer momento con el nivel amateur de sus concursantes, haciendo que ‘Masterchef’ se convirtiera en un programa con el que era fácil identificarse. Antena 3, sin embargo, ha sabido ir ganando adeptos con cocineros profesionales mucho más agresivos.
No hablamos en este caso de datos de audiencia, que son absolutamente demoledores en favor de ‘Masterchef’. A pesar de que entre sus dos finales este programa perdió alrededor de un millón y medio de telespectadores, seguía posicionándose semanalmente como el programa más visto. ‘Top Chef’ no ha tenido tanta suerte, aunque sí ha sido líder en su franja varios días, especialmente al pasar a los miércoles. Obviamos recordar aquí que La 1 es una cadena (de momento) sin publicidad, por lo que el programa que capitanea (por decir algo) Eva González no se enfrenta a la fuga de televidentes por culpa de los anuncios. Eso sí, mientras que ‘Masterchef’ alcanzaba holgadamente cifras superiores al 20% de share en su recta final, a ‘Top Chef’ le bastaba con un más que digno 17% para liderar en su última etapa.
¿Cuál es entonces el motivo de que ‘Masterchef’ muestre síntomas de agotamiento y ‘Top Chef’ mantenga una salud de hierro? Uno de ellos es el buen cásting de este último, desde el eterno retorno vivido por Honorato al insoportable Carlos pasando por el extraño Víctor, Peña y su hamburguesa para McDonald’s, el arisco Marc o el ganador que sufría bullying David (en cuanto a chicas esta vez han estado más flojos que en la primera edición, como se ha visto incluso en las ayudantes de esta final). Y otra es la apatía del público con respecto a los programas de cazatalentos. ‘Top Chef’ es un programa de crecimiento profesional, y ‘Masterchef’ busca a una cara nueva, alguien que tiene que identificarse mucho con el público para tener éxito en el futuro. No hace falta ir muy lejos para darse cuenta de lo marchito de este planteamiento: basta con fijarse en los últimos ganadores de ‘La Voz’, con pasos fugaces por la lista de ventas española y una escasa repercusión mediática.
No es el caso de los profesionales que ganan concursos como ‘Top Chef’. El restaurante de Begoña Rodrigo (La Salita, en Valencia), ganadora de la primera edición, goza de una excelente salud pese a algún altercado puntual y parece que le queda cuerda para rato. ¿Pasará lo mismo con el ganador de esta noche? ¿Y con el de la tercera temporada? ¿Tendrá éxito la nueva edición del programa?
La respuesta, como siempre, está en la audiencia. Con un Chicote en aparente retirada por miedo a resultar demasiado arrollador (es bueno que este año el protagonismo se haya dividido más entre los tres miembros del jurado); ‘Top Chef’ sigue contando con una baza con la que ‘Masterchef’ no podrá contar jamás: ¿a quién prefieres ver cagándola a lo grande con un plato, a un supercocinero que trabaja en Singapur y que tiene un ego que no cabe ni en una plaza de toros o a una adorable viejecita que cocina solo para sus nietos? ¿Quién prefieres que se lleve una amarga bronca, un cocinero profesional capaz de decir que el trabajo de sus compañeros le parece una auténtica mierda, o una jubilada ama de casa de Benicarló?