Parte de la redacción evalúa el regreso de Sufjan Stevens, anticipo del nuevo álbum que sale el 30 de marzo.
«Sufjan se olvida del barroquismo sintético de ‘The age of ADZ‘ y regresa al territorio de ‘Seven Swans’ para fabricar esta preciosidad confesional, una joyita acústica tan breve como emocionante, una maravilla que me punza, me pone el vello de punta, me acongoja y que tengo que volver a escuchar acto seguido para intentar encontrar el secreto de su conmovedora belleza; si está en su susurro, en la tímida segunda voz, en ese rasgueo de guitarra o en esos versos tan dolientes … y me hace pensar en cuántos trozos me va a romper el corazón esta vez su nuevo disco». Mireia Pería.
«Lejos del sobrecargado sonido de ‘The Age Of Adz’ y buena parte de ‘Illinoise’, Sufjan retoma su faceta acústica en el muy personal ‘Casey & Lowell’, como bien muestra la sencilla y preciosa ‘No Shade In The Shadow Of The Cross’. Con su voz entre brumas, como si cantara a escondidas, Stevens canta una letra llena de simbolismo, con referencias religiosas, dibujos animados e historias de fantasía que sugieren una regresión a su infancia, a la visión que él tenía de la relación de su madre y su padrastro, leitmotiv del álbum. Delicada, ‘No Shade In The Shadow Of The Cross’ toca sobre todo por el poder de esas imágenes, llenas de confusión y ternura, de un pequeño afrontando la «pérdida» de su madre al verla en brazos de otro». Raúl Guillén.
«Teniendo en cuenta que fui de los pocos que prefirió ‘All Delighted People‘ a ‘The Age of Adz’, me sorprende lo indiferente que me deja esta ‘No Shade In The Shadow Of The Cross’. No es mala canción, por supuesto: la voz de Sufjan sigue donde siempre y el buen gusto de su producción minimalista, incuestionable. Es sólo que la composición está más cerca de perderse en uno de sus recopilatorios navideños de 58 pistas que de llegar tanto como una ‘John Wayne Gacy, Jr’ o una ‘Enchanting Ghost'». Sebas E. Alonso.
«A pesar de tratarse de una canción de amor, «desoladora» y «triste» son dos de las palabras que me vienen a la mente cuando escucho esta ‘No Shade In The Shadow Of The Cross’. Justa en su metraje y en el uso de las palabras, es una preciosa balada llena de imágenes violentas y con una maravillosa visión del amor como penitencia, reducida a lo mínimo con un tono confesional e íntimo muy bien desarrollado, que ya quisieran los intentos acústicos de Kanye West en solitario o con Rihanna y Paul McCartney». ACM.