Plastic Jesus, el polémico artista callejero homónimo que el año pasado erigió una estatua del Oscar inyectándose cocaína pocas semanas después de la muerte de Phillip Seymour Hoffman, ha vuelto a crear controversia con una nueva obra que ha aparecido espontáneamente en el paseo de la fama de Hollywood. Esta vez se trata de la misma estatua, de nuevo a tamaño real, esnifando cocaína de rodillas justo en frente de la estrella de Elvis Presley. Su leyenda reza: «la mejor fiesta de Hollywood».
Aunque la estatua ya ha sido retirada, varios medios no han tardado en hacerse eco de la noticia. Una forma original, desde luego, de criticar pacíficamente la glorificación del consumo de drogas en las altas esferas de la industria cinematográfica. El artista lo explica a su manera: «Plastic Jesus es una reflexión sobre adorar a un ídolo falso, que al final es de lo que se trata todo. Si una persona que es adicta a la heroína o a la cocaína ve mi estatua y va en busca de ayuda, entonces mi trabajo está hecho».