Hace pocas horas que se ha conocido la triste noticia de la desaparición del actor Gene Wilder. Tenía 83 años y fallecía por complicaciones en la enfermedad de Alzheimer, que padecía desde hacía 3 años. Posiblemente su rostro no sea tan reconocido por los más jóvenes, puesto que su último film como protagonista data de 1991, y su último trabajo fue un breve papel en un episodio de la sitcom ‘Will & Grace’, en 2003. Sin embargo, nadie con conciencia a finales de los 70 y los 80 habrá sido capaz de olvidar su singular semblante, que tan bien funcionaba en la comedia. Así lo vio Mel Brooks, que le llevó a protagonizar la película musical ‘Los Productores’ (1968), que ganó un Oscar al mejor guión original y que le valió a Wilder su primera nominación al Oscar, como mejor actor de reparto.
Repetiría con Brooks en otros dos éxitos estrenados en el año 1974, ‘Sillas de montar calientes’ (en este caso, de taquilla), y ‘El jovencito Frankenstein’, una genial adaptación cómica del clásico de Mary W. Shelley. Su guión, que Wilder coescribió con Brooks, fue nominado al Oscar al mejor guión adaptado (que ganó ‘El Padrino II’). También actuaría para Woody Allen (‘Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo’, 1972), Stanley Donen (en su adaptación de ‘El Principito’, 1974). Otro de sus papeles más legendarios, sobre todo gracias al estatus de culto que la película ha ido adquiriendo, fue el de Willy Wonka en la adaptación del célebre cuento de Roald Dahl que dirigió Mel Stuart en 1971.
También resultó crucial en el éxito de su carrera su química con el cómico, también desaparecido, Richard Pryor. Junto a él protagonizó cuatro filmes que fueron un gran éxito en todo el mundo, especialmente los dos últimos: ‘El expreso de Chicago’ (1976), ‘Locos de remate’ (1981), ‘No me chilles que no te veo’ (1989) y ‘No me mientas que te creo’ (1991). Wilder siguió desarrollando su faceta de guionista y, también, realizó cuatro películas como director, logrando dos considerables éxitos con ‘Los seductores’ (1980) y ‘La mujer de rojo’ (1984), que convirtió a Kelly LeBrock en un icono sexual de los 80 y logró con su canción principal, ‘I Just Called To Say I Love You’ de Stevie Wonder, un hitazo que aún hoy perdura.
Tras la muerte de su tercera esposa, la también actriz de comedia Gilda Radner, a causa de un cáncer de ovarios, le llevó a participar activamente en campañas de prevención contra el cáncer, haciendo de la filantropía su principal actividad en la última etapa de su vida. Abandonada la actuación por su desencanto con el star-system, Wilder dedicó los últimos años a escribir varias novelas y pintar. Las tres décadas que dedicó al cine, en cualquier caso, le valdrán ser recordado como uno de los cómicos más dotados de su generación y sus papeles de Dr. Frederick Frankenstein, Willy Wonka y Leo Bloom son gran historia del Cine.