Antes de que «underground» -nótense las comillas- y radiofórmula se hermanaran este año con la aparición o reaparición de Love of Lesbian y Sidonie en la lista de Los 40 Principales, hubo otra aproximación, esta vez a la inversa, entre estos extremos tan «radicales»: a su salida, La Oreja de Van Gogh era un grupo pinchado en Radio 3 que se consideraba ahijado del Donosti Sound, para muchos la versión edulcorada de La Buena Vida -a los que citaban en ‘Cuídate’, nunca lo olvidaremos- y de Le Mans. Incluso fuera de nuestras fronteras: Xabi San Martín -co-autor principal del grupo junto a Pablo Benegas- recuerda en las entrevistas que «el equivalente al Mondo Sonoro en Los Ángeles les metía en el mismo saco que a Le Mans» y, para horror de Teresa Iturrioz e Ibon Errazkin, casi todo el mundo se lo cree.
A lo largo de su carrera, La Oreja de Van Gogh han construido un arsenal de hits mayores, que, aunque siempre muy lastrados por las letras, destacaban por unos estribillazos que nada tienen que envidiar a los de los hacedores de hits que salen como churros de las escuelas suecas… y luego se hacen ricos en Estados Unidos. Melodías gloriosas capaces, por vergüenza que dé reconocerlo, de erizar hasta el último pelo del cuerpo. Los cambios en la melodía vocal en varios puntos de ‘Puedes contar conmigo’, el crescendo medio contenido medio no de ‘La playa’, el puente de la reggae ‘Cuídate’, la explosión desesperada de ‘París’… forman parte de la historia del pop español, como los singles jangle y los guiños doo-wop de Hombres G y las adaptaciones del pop anglosajón más exquisito de Duncan Dhu. Con la previsible salida de Montero se perdió parte de la magia. Entre otras muchas cosas, Amaia había escrito completamente sola la música y la letra de ‘Puedes contar conmigo’, una de sus composiciones más redondas, pero ella decidió dejar de ser una compositora de música pop para dedicarse a un público más adulto; y Pablo y Xabi salieron adelante como pudieron con una cantante que tenía exactamente el mismo timbre, arreglándoselas para componer un par de hits espectaculares pese a lo -de nuevo- rocambolesco de los detalles: el temazo ‘El último vals’ y ‘La niña que llora en tus fiestas’.
La Oreja visita este «planeta imaginario» con una maleta «llena de vivir sin ti» y repleta de personificaciones pseudo-poéticas que dan vida al sol, a las estrellas, al viento, a la muerte, al corazón y al olvido una y otra vez cuando no evocan aires que traen una voz, vientos que escupen palabras, vidas que se arrugan sin leer, un «alma que muere en los brazos del rencor», «nubes [que] eran versos del vapor de tu voz» (?)… Resumimos: el grupo se muestra sin tapujos en una permanente edad del pavo que le impide crecer artísticamente como sí han conseguido Amaral. En ‘Pálida luna’, el arranque «dime por qué me duele aquí / es en el pecho donde se abrochan todas mis ganas de vivir» nos remite directamente a una película del destape, con unos versos que sonrojarían al mismísimo Antonio José y que nos hacen preguntarnos cómo sería el material desechado que ellos calificaban como «una caca pinchada en un palo».
Al margen de los textos, algunas melodías vuelven a ser espectaculares. El sucesor de ‘Cometas por el cielo’ brilla en el sorprendente dancehall de ‘Camino de tu corazón’, que apunta a éxito futuro con el puntito justo de EDM, con el que demuestran la intuición que tienen para algunas cosas; y no están nada mal ‘Estoy contigo’, la canción tan «early Coldplay» que abre el álbum, pues comienza y termina con unas guitarras muy The Edge circa 1987 y cuenta con un desarrollo bien ejecutado; y ‘Diciembre’ e ‘Intocables’, de autocoros irresistibles, en el primer caso muy Amaral. Cuelan ‘No vales más que yo’, la canción anti-maltrato del álbum; o ‘Mi pequeño gran valiente’, que narra una muerte desde la perspectiva de la persona que parte; así como (más o menos) el arranque de Xabi San Martín como vocalista en el bonus track ‘Tan guapa’… que regalan los autores de ‘Guapa’.
En ocasiones, la sensación que deja lo nuevo de La Oreja es que se ha superado. Cuando el grupo evoca «flores que se apartan para vernos caminar» o «golondrinas y aviones que discuten» en el exterior mientras una protagonista yace en el suelo y el sol «acaricia sus mejillas», por no hablar de sus incontables menciones al mismo sol, el corazón, las estrellas, el olvido, el frío, el calor, la vida, la muerte… te das cuenta de que, en ‘El planeta imaginario’, La Oreja no sólo no ha querido corregir tics, sino que ha buscado ser más Oreja que nunca. La pregunta, a estas alturas, cuando estamos en pleno «veinte dieciséis», como dirían ellos, es si tendría algún sentido que la banda donostiarra renunciara a esas cualidades. ¿Tanto les interesa acicalarse, tirando de co-autores, como esas estrellas suecas? ¿Para qué, para tocar en Sonorama? Igual se les caería toda la personalidad y parte de la gracia en el intento…
Calificación: 5,5/10
Lo mejor: ‘Estoy contigo’, ‘Camino de tu corazón’, ‘Diciembre’, ‘Intocables’, ‘Verano’
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