Resulta que cuando Mariló Montero soltó aquello de que no está científicamente comprobado que cuando se trasplanta un órgano no se trasplante también el alma, no estaba diciendo un disparate, sino que estaba sentando las bases de la nueva serie de Antena 3. Porque precisamente de eso va ‘Pulsaciones’: de un neurocirujano súper exitoso al que, tras un infarto, le trasplantan el corazón (y los recuerdos) de un periodista a punto de resolver el caso de su vida.
Estrenada el pasado martes, ‘Pulsaciones’ comete un pecado capital que amenaza con darle la puntilla: quiere presentar demasiadas tramas en un corto espacio de tiempo. Porque vale que aunque gracias a la trama principal (los sueños del protagonista, derivados de haber recibido un corazón de un desconocido) se van a permitir continuos saltos en el tiempo, también es cierto que el telespectador corre el peligro de perderse entre tanto cabo suelto procedente de un suelte de amarras torpe, impreciso y muy mal planificado.
Así, de momento se sabe que hay un caso con muchos desaparecidos y una trama médica a su alrededor. ¿Es casualidad que el protagonista sea médico? No lo creemos. ¿Y que en un momento al azar aparezca la Ministra de Sanidad, en una subtrama a priori carente de sentido? Seguro que tampoco.
En definitiva, el primer estreno de 2017 en la televisión generalista española deja tras de sí un guion muy machacado (periodistas que escriben artículos sobre grandes conspiraciones), incapaz además de presentar la historia con un mínimo de coherencia. Y para más fastidio, tal y como suele pasar en las series amadrinadas por un famoso, el mejor de los personajes, Juan Diego Botto, tiene un papel fugaz.