Música

El signo de los tiempos de Sia

Durante la lectura de ‘La fábrica de canciones’, libro de John Seabrook imprescindible para entender la mecánica de la música comercial actual, me llamó la atención que a Sia se le nombrara, y de pasada, una sola vez. De acuerdo, no es Max Martin, que lleva facturando éxitos desde hace veinte años, pero Sia posee una cualidad más contemporánea y autoral; las canciones de Martin se diluyen en su intérprete; las de Sia se nota que son de Sia. Martin tiene talento. Sia tiene el talento, la ambición… y la personalidad, no sólo en su voz (soul y poderosa) sino también en sus melodramáticas canciones. Sia define el espíritu de esta época.

Obviamente, no es la única actriz en el panorama, pero sí que la considero la más relevante. Lo más me fascina de su figura es su categoría de rareza en el negocio musical: compositora de éxito para terceros (una buena lista de sus composiciones la tenéis aquí) y diva pop, a tiempo completo en ambas facetas. Pero tardó en alcanzar este nivel. Los discos pre-‘Chandelier’ no están mal, pero cuando pasó de cantautora indie normalita a estrella camuflada en pelucones, el mundo ganó una barbaridad. Para acabar de coronar todo, va y tiene su máximo pico comercial pasados los cuarenta. Además es activista LGBT, se manifiesta en pro de los derechos de los animales, y es capaz de reírse abiertamente de sí misma y sus flaquezas.

El pelotazo Sia tiene nombre y fecha concreto: ‘Diamonds’ de Rihanna, que salió el 26 de septiembre de 2012. ¿O mejor lo fijamos el 29 de noviembre de 2011, con el lanzamiento de ‘Titanium’ de David Guetta? Ambos bólidos coincidieron en el espacio-tiempo: el macro-hit de Rihanna le hizo despegar como compositora para otros, el bombazo de Guetta catapultó su carrera en solitario, que acabó cristalizando en ‘1000 Forms of Fear’ y ‘Chandelier’, que no sólo fue un éxito arrollador a nivel comercial: multitud de medios (como esta misma web) la eligieron canción del año.

Pero para llegar hasta aquí hubo varios pasos previos. Sia llevaba batiéndose el cobre desde los 90. Su carrera en solitario arrancó en 1997, a lo que hay que sumar multitud de tareas de corista y vocalista de fortuna (con el dúo electrónico Zero 7). En estos años ya da pistas de lo que deparará en el futuro. En su segundo álbum, ‘Healing Is Difficult’ ya aparecen sus característicos coros. ‘Breathe Me’, su tema más popular hasta entonces, demuestra su maestría en aunar pop, épica, y emoción; tonadas fáciles de recordar que, a la vez, rebosan sentimiento. En 2009 elabora con Sam Dixon algunas canciones para Christina Aguilera, entre ellas ‘Bound to You’ de la BSO de ‘Burlesque’ y otras que acabarían en ‘Bionic’. En 2010 saca ‘We Are Born’, su disco más bailable (hasta la fecha). En el momento de su salida, Sia ya estaba considerada una pequeña celebridad; ese era el disco que la tenía que llevar al estrellato. No lo hizo, porque entonces llegó la crisis: el pánico a mostrar su figura pública se une a las enfermedades mal diagnosticadas y a las adicciones (al alcohol y a las pastillas).

Es aquí cuando se refugia en la escritura para otros. Pero el impacto de ‘Diamonds’ y ‘Titanium’ le ayudaría en algo aún mejor que recolectar royalties: en catapultar su carrera en solitario pero imponiendo sus propias reglas. La fuerza que le otorgan ambos macro-hits le permite negociar un nuevo contrato con RCA, en que se estipula que no tiene que hacer prensa ni tours, lo que la libera de tener que mostrar su cara. Eso y aceptar finalmente su talento para las canciones pegadizas, algo que –sospecho– le había atormentado hasta ese momento. Ya saben, el pop “chicletero” no es algo que dé prestigio. Demasiado fácil: “Creo que era una letrista inteligente –explicaba en The Guardian– pero cuando empecé a escribir para otra gente estaba en plan: guau, esta cosa es increíblemente simple. Extremadamente rudimentaria y casi ingenua”.

Todo ese trabajo que había venido realizando, toda la experiencia acumulada, cristalizó en el momento propicio. Aunque, según ella, tampoco le darán el premio a curranta del año. Su límite de trabajo es cuatro horas a la semana. De hecho, es lo que admite que es capaz de aguantar en un estudio. Alguna vez ha confesado que es capaz de hacer una canción en 14 minutos. Es esa rapidez y su olfato lo que le hacen ser una máquina de hits. “No creo que sea, necesariamente, una compositora super-talentosa. Creo que simplemente soy realmente productiva”. En Rolling Stone

añadía: “Sé cómo escoger los temas que siento que son himnos o que parecen tener una cualidad que te eleve en el estribillo. Realmente parece que el público general responde bien a las canciones sobre salvación o superar algo. [Mi talento es] escoger los temas adecuados y luego tratar de comprender la voluntad o naturaleza de la cultura popular”. Confianza en sí misma y talento para detectar el signo de los tiempos. Equilibrio entre lo pegadizo y la épica sentimental. Es ese estilo, que ha convertido en su marca, el que todo el mundo trata de imitar.

Y luego está su imagen. O su anti-imagen. Hurtándole el título a Mariah Carey, Sia sí que se ha convertido en la auténtica “tonadillera esquiva”. Me fascina cómo puede ser diva pop… sin usar ninguno de los atributos de la diva pop. Hasta 2010 cultivó una imagen normal. Quizás ese era el problema: demasiado “normal”. El salto a divaza propició el cambio, pues parece ser que siempre le traumatizó dar la cara en público (aunque no diera mucho esa sensación). La reticencia de Sia a mostrarse me provoca un sinfín de interrogantes: ¿puede ser la ambición artística compatible con no enseñar tu rostro? ¿Se trata de una crítica sobre la realidad de las artistas pop, a las que se les exige que siempre han de ser guapas y tener un cuerpazo? ¿No puedes ser diva pasados los 40 años y poseyendo un físico corriente? ¿No es acaso Adele una estrella absoluta saltándose los cánones estéticos actuales? ¿O, simple y llanamente, es una manera de recuperar el misterio en una época en que las redes sociales propician la aparente cercanía con los ídolos? Ya lo dice en la entrevista en el Carpool Karaoke: “Yo era una cantante de éxito mediocre, una alcohólica y una drogadicta. Y cuando alcancé la sobriedad me pregunté: ¿qué falta en pop hoy? El misterio”.

Su manifiesto anti-fama que apareció en 2013 llamaba la atención sobre esto; en él también defiendía que, simplemente no quería someterse al escrutinio –extremo, cruel- que se efectúa sobre las artistas femeninas en las redes sociales. Pero realmente en Sia la imagen sí es importante, sólo que de un modo diferente. Sus pelucones, sus impactantes vídeos… Sia admite que a su música le da el papel de negocio, pero a su parte visual sí que le otorga el carácter de “arte”. Supongo que convertirse en diva pop le obligaba a aceptar unos criterios estéticos que no estaba dispuesta a admitir y se ha dedicado a subvertirlos. Comprende que el pop es ilusión y acepta de manera implícita las normas del juego: la imagen es fundamental, pero si la tuya no es tan potente como la de Beyoncé o Rihanna… transfórmala en algo que sí lo sea.

Volviendo al olfato de Sia y la confianza en si misma, un par de ejemplos que certifican ambas cosas: las ventas de ‘This is Acting’ no pintaban bien, pero logró reflotarlo re-lanzando ‘Cheap Thrills’ con el fraseo de Sean Paul y voilá: una de las canciones (si no la canción) más escuchadas de 2016. Lo mismo que sucedió con la repesca de ‘Elastic Heart’. Tras ser publicada en la BSO de ‘Los juegos del hambre’ en 2013, la vistió en 2015 con un vídeo-clip brutal y a triunfar. ¿Logrará repetir el éxito con ‘Move Your Body’? Ahora, en este 2017, tras el advenimiento del tropical house gracias a Diplo (otro de los que cortan el bacalao) parece que estemos entrando de lleno en la era del pop comercial anodino (sí, Chainsmokers, os miro a vosotros). ¿Esto Sia no lo ha sabido anticipar? ¿Nos salvará de esta plaga o caerá de lleno en ella? ¿Se tragará la nueva ola de pop inane al melodrama que tan bien sabe cultivar? Esperemos que no. Porque, por muy manufacturado, estandarizado y medido que esté, en el pop necesitamos drama, emoción y CANCIONES.

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Publicado por
Mireia Pería
Tags: sia